El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que mantendrá el estado de alarma e incluso pedirá al Congreso su prórroga si continúa el riesgo para la seguridad o el chantaje a los ciudadanos: "Ni un día más, pero ni un día menos" de lo que sea necesario. Zapatero replicó con firmeza a los grupos parlamentarios que cuestionaron esta iniciativa en el pleno extraordinario de la Cámara Baja que se aplicó "una medida de excepción para acabar con una situación de excepción", vigente desde que se firmó el convenio de los controladores en 1999. Además, acusó a los controladores de no aceptar el decreto ley que reguló su jornada y de ejecutar "una acción deliberada y concertada para producir efectos extraordinariamente dañinos a los ciudadanos y a la economía". "Lo que juzgamos hoy no es un conflicto laboral, no es una huelga, es una desobediencia, es un incumplimiento flagrante de las leyes y un desafío al orden democrático". Del mismo modo, echó en falta un apoyo contundente y sin matices del líder del PP, Mariano Rajoy.