El nuevo ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, afirmó ayer que los países que integran Iberoamérica deben dejar de "revisar la historia" y asumir que son parte de una "familia" con raíces comunes, aunque con posiciones diversas.

García-Margallo hizo un llamamiento para que la Cumbre Iberoamericana de Cádiz de 2012 sea un éxito, después del fracaso de la de Paraguay de este año, y el objetivo sea llegar a acuerdos en beneficio mutuo. "Hay que procurar que la siguiente (cumbre), que es en Cádiz, sea importante y que nos dejemos de revisar la historia, que cada uno tenemos nuestro punto de vista. En toda historia hay luces y sombras", explicó. "Tenemos una historia, nos habremos llevado mejor o peor, pero somos todos de la familia y vamos a ver si sacamos valor añadido a ese hecho", añadió.

El jefe de la diplomacia española consideró que un paso para dar impulso a las cumbres iberoamericanas es buscar aquellos ámbitos donde los beneficios serían mayores si los países actúan en bloque, como el comercio, la economía y el medio ambiente.

A su juicio, si en estas áreas hay "una voz, un coro en el que no desafinase nadie, sería un paso para renovar la cumbre". El titular de Exteriores hizo hincapié en que las cuestiones relativas a Iberoamérica deben tratarse como "asuntos de familia", admitiendo que puede haber discrepancia.