Un documento interno del Instituto Nóos que informa de la salida de la entidad por parte del Duque de Palma, Iñaki Urdangarin, quien la presidió entre 2004 y 2006, destacaba entonces que gracias a su "experiencia" y a la labor desarrollada por él al frente del Instituto, Nóos "se ha enriquecido enormemente". Unas palabras que se hallan entre los miles de folios del sumario que investiga las irregularidades que habría urdido Urdangarin a través de esta entidad para poder apoderarse de parte de los fondos públicos y privados que percibió la asociación.

El documento, fechado el 7 de abril de 2006, plasma el agradecimiento que la asamblea general de de Nóos trasladó al principal imputado de la pieza número 25 del caso Palma Arena, que indaga estos hechos. El texto ensalzaba las aportaciones de Urdangarin durante la primera etapa en la andadura de Nóos y destacaba de él que hubiese sabido "aportar a este proyecto el bagaje de su carrera como deportista de máximo nivel".

Los miembros de la asamblea elogiaban de esta forma la "excelente tarea desempeñada" durante la etapa en la que Urdangarin formó parte de la entidad y expresaban sus "deseos de éxito y su confianza" en el nuevo proyecto en el que el Duque de Palma iba a embarcarse, "encaminado al fomento del deporte como herramienta para la integración social".

Precisamente, en el marco de estas investigaciones el Duque de Palma está citado a declarar en calidad de imputado el próximo 25 de febrero ante el juez instructor del caso Palma Arena, José Castro, quien también ha citado como encausados al expresidente del Govern Jaume Matas -el 17 de mayo- y al exconsejero de Turismo Joan Flaquer -13 de abril-, mientras que ha emplazado a declarar como testigo al vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, el próximo 15 de mayo.

Unas citaciones que constan en el auto dictado el pasado lunes por el magistrado, mediante el que imputaba a diez personas más en la causa, que investiga un presunto desvío de fondos públicos a través de Nóos cuando éste estaba presidido por el yerno del Rey, gracias a los contratos que percibió del Gobierno balear y de la Generalitat Valenciana, instituciones que estaban gobernadas entonces por Matas y Francisco Camps, respectivamente.