El exregatista olímpico Roberto Molina admitió ayer ante el juez José Castro que facturó a su amigo Iñaki Urdangarin por los servicios prestados al Instituto Nóos, con quien colaboró como informático especialmente en el marco del "Valencia Summit", aunque no trabajó en el Balears Fórum.

Molina compareció ayer como testigo ante el juez José Castro, que investiga las supuestas irregularidades en el Instituto Nóos, en unas diligencias en las que, entre otros, están imputados el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, y su socio Diego Torres.

Según informaron fuentes judiciales, Molina admitió en su declaración de ayer que le facturó al Instituto Nóos por los servicios que prestó como informático en relación al "Valencia Summit" y, en cambio, negó haber trabajado en el Illes Balears Fórum.

En el sumario del caso consta que el Instituto Nóos aportó las facturas emitidas por Molina para justificar las ayudas públicas recibidas para la organización de eventos deportivos.

Ante el juez, Molina sostuvo que, con motivo del "Valencia Summit", acudió en una ocasión a Valencia, en la que estuvo un único día para montar una red para establecer el sistema de equipos en una oficina y conectarla con el servidor central en Barcelona.

Molina, excampeón olímpico de vela y también ingeniero técnico en electrónica especializado en informática, remarcó que es amigo personal de Iñaki Urdangarin y que su esposa también es amiga de la Infanta Cristina, según las fuentes informantes.

Como ya hizo en septiembre, Molina explicó que su primer contacto profesional con el Instituto Nóos fue como colaborador externo, ya que se reunía con Urdangarin y con Torres para analizar de modo genérico el impacto que podría tener a nivel social la organización de un evento deportivo.

Según las mismas fuentes, en su declaración de ayer Molina señaló que los máximos responsables del Instituto Nóos eran tanto Urdangarin como Torres.

Asimismo, relató que poco a poco intensificó su colaboración con el Instituto Nóos en su calidad de informático y no tanto como asesor deportivo, como ocurrió por ejemplo en el "Valencia Summit".

Según Molina, el Instituto Nóos creció mucho y cada vez necesitaba una mayor infraestructura informática, por lo que dejó un poco más de lado su participación como asesor en la parte deportiva y se centró en el ámbito informático.