La avalancha registrada ayer en el macizo del Mont Blanc ha dejado nueve muertos confirmados, de los que dos son españoles, y once heridos, pero cuatro personas siguen desaparecidas y la operación de rescate se suspende hasta hoy.

El alpinista catalán Esteve Martínez, de 38 años, un experto montañero socio de la Unión Excursionista de Sant Joan de les Abadesses (Girona), es uno de los nueve fallecidos.

La avalancha también ha causado la muerte al jefe de rescates en altura del cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, Joaquín Aguado, y ha causado heridas también a otros ocho alpinistas, entre ellos al también catalán Guillem Ferrer, de 35 años, que pudo ser rescatado y trasladado a un hospital. Las mismas fuentes señalaron que las primeras informaciones apuntaban que su estado no es grave.

Un tercer miembro de la Unión Excursionistas de Sant Joan de les Abadesses, Toni Trilla, se ha salvado de la avalancha porque se quedó en el refugio por problemas físicos en una pierna.

De los fallecidos, además de los españoles, se encuentran tres alemanes, un suizo y tres británicos.

La ruta de los cuatro mil

El alud se produjo hacia las cinco de la madrugada a 4.345 metros de altura, cuando una veintena de alpinistas iniciaban el ascenso a la cima del Mont Blanc por la ruta denominada de los cuatro mil.

Las primeras informaciones apuntan a que la causa del alud podría haber sido la rotura de una placa de hielo después de la acumulación de nieve y el incremento de las temperaturas.

"La investigación comienza bajo la responsabilidad de la Fiscalía y corresponde a la Justicia esclarecer las circunstancias del accidente", declaró el ministro Valls. Lamentó este "drama colectivo y personal" y recordó a las familias de las víctimas.

Para la operación de búsqueda de sobrevivientes se movilizó a medio centenar de personas, de las que una treintena fueron socorristas de montaña, incluidos dos militares del cuerpo de alta montaña, y varios voluntarios.

Asimismo, se contó con la colaboración de equipos de rescate llegados de Italia, que se encuentra en el lado opuesto de la cara del Mont Blanc donde ocurrió el accidente, en una colaboración que Valls encomió.