El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, garantizó ayer al primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, reticente a prestar ayuda en la eurozona a países con dificultades financieras, que España "no rehuirá sus responsabilidades ni se esconderá ante las dificultades".

En el marco de las reuniones que está manteniendo con los líderes europeos para analizar la crisis y recabar apoyos para su política de ajustes y reformas, Rajoy recibió en la Moncloa a Katainen, que respaldó la gestión del Ejecutivo.

Katainen reconoció que la presión sobre España "no es justa" porque los mercados no están valorando correctamente las "actuaciones decididas" del Gobierno español.

Rajoy volvió a dejar en el aire una eventual petición de ayuda financiera, y el primer ministro finlandés tampoco quiso hablar de las condiciones que se podrían exigir a España porque "se evaluará cuando se necesiten", y lo fundamental ahora es "buscar métodos que puedan hacer que se eviten esos paquetes de ayudas".

"Lo esencial es que un país se comprometa a poner en orden su propia economía", insistió.

Reglas del club del euro

Según apuntó, en estos momentos España está comprometida con la reducción del déficit y con las reformas, "en primer lugar porque se lo cree" y estima que son imprescindibles para crecer y crear empleo, al margen de que cumple con las reglas del club del euro.

Tras recordar que ya ha enviado a Bruselas sus planes hasta 2014, ha señalado que en los próximos presupuestos se incluirá un impuesto medioambiental en línea con los existentes en la UE y con las recomendaciones de la Comisión Europea.

Rajoy reiteró la "firme voluntad" de hacer todo lo que esté en su mano para superar la crisis y aseguró que los tiempos en los que los Gobiernos "miraban hacia otro lado con la esperanza de que las dificultades pasaran de largo deben quedar atrás".

No obstante, recalcó que, junto a la respuesta nacional a la crisis, es necesaria una respuesta coordinada europea que disipe "de forma categórica" cualquier duda sobre la continuidad del euro.

De este modo, elogió la "señal clara" lanzada por el Banco Central Europeo (BCE) al abrirse a la compra de deuda y de nuevo pidió una hoja de ruta para avanzar en la unión fiscal y bancaria, "dejando atrás las diferencias" y aplicando el principio de solidaridad.

Katainen mostró su empatía con la situación que atraviesa a España al recordar la grave crisis que vivió su país a finales de los noventa y esgrimió que comprende que los ciudadanos vean injustas las medidas que se están aplicando al comprobar que no son suficientes para que baje la prima de riesgo. Aún así, añadió que hay finlandeses que ven injusto sufrir por una crisis que no han provocado, porque su país ha respetado las normas.

A su juicio, la solución de la crisis pasa por el BCE, por el compromiso de cada país miembro y por lograr una solución conjunta que disipe "el pánico exagerado" de los mercados.

Por último, reconoció que los recortes afectan al crecimiento, pero incidió en que los ajustes, como las reformas, son imprescindibles para poder generar confianza.

Por ello auguró que una vez superados los temores de los mercados, la economía española, que está mejor que hace dos años, despegará, se creará empleo y llegarán las inversiones a un mercado que es "interesante y atractivo".