Ha sido un semestre muy complicado en el plano económico, en general, y en los mercados financieros, en particular. Pero, tranquilos, que ya llegó el verano y nos podremos tomar un descanso. O no.

Tradicionalmente a esta época, o más bien el mes de agosto, se le atribuyen especiales propiedades. Parece ser que es el mes reservado a los grandes acontecimientos. Grandes por inesperados, ya sean positivos o negativos. Incluso hay quien dice que según cómo acabe el mes de agosto así acabará el año. Por tanto, a los inversores les asalta la clásica pregunta de qué hacer con sus inversiones en este mes. Los hay desde quienes deciden desinvertir su cartera y mantener su posición en liquidez, a los que esperan una hecatombe, y los que creen que se va a producir un fuerte rally alcista.

Es cierto que existen fenómenos recurrentes que suceden agosto tras agosto. Muchos profesionales del sector aprovechan este mes para tomarse un descanso. Directivos de empresas cotizadas, del Tesoro, altos funcionarios e incluso ministros o presidentes, también. Inversores no profesionales pero muy activos en su operativa también deciden tomar cierta distancia de las pantallas de información de mercados. Pareciera como si el mercado, en su conjunto, también se fuera de vacaciones.

Lo anterior se traduce en una caída de los volúmenes de contratación, y un presunto efecto de estabilidad en las cotizaciones. Y digo presunto porque no siempre sucede así. Y porque los mercados nunca descansan. Porque agosto es un mes más en el calendario. Y viendo cómo se han desarrollado los acontecimientos recientes me parece que el agosto de 2013 puede ser de todo menos tranquilo.

Los mercados se están moviendo al son de las decisiones y declaraciones de los reguladores, supervisores y, muy especialmente, de las declaraciones de los gobernadores y presidentes de algunos bancos centrales. Parece que los señores Ben Bernanke y Mario Draghi retrasan su salida de vacaciones. Atentos, pues, a la importante cita del 31, día en el que la Reserva Federal de los EE.UU. tomará alguna decisión respecto a su política monetaria. Un día más tarde, es el turno del Banco Central Europeo y su reunión sobre política monetaria.

En agosto también se celebrará la reunión de la junta de gobierno del Banco de Japón, entidad que ha cobrado un especial protagonismo. Y, como guinda, a la vuelta de las vacaciones tendremos elecciones legislativas en Alemania.

Antes de irnos de vacaciones debemos valorar las posibles consecuencias que sobre nuestra cartera pudieran tener decisiones de la FED o del BCE. Sobreponderar deuda americana y salir de deuda periférica. Tomar posiciones en zonas emergentes, aumentar nuestra exposición a valores cíclicos o tal vez aumentar al máximo la liquidez de nuestra cartera.

Las decisiones tácticas permiten adaptar nuestra cartera a las expectativas sobre la evolución de los mercados, pero no a costa de perder la línea estratégica de gestión.

Felices vacaciones, ¡y no pierdan de vista los mercados!

*EAFI, asesor financiero y de inversión (nº 65 en Registro de ESI de la CNMV)

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