El último Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), difundido ayer, trae noticias tranquilizadoras para el Partido Popular y pésimas para el PSOE. La formación conservadora mejora en intención de voto -un punto y medio respecto al sondeo del mes de julio-, aunque sigue muy lejos de los resultados de las elecciones de 2011, cuando alcanzó una abrumadora mayoría absoluta.

En cambio, los socialistas no solo no escalan en las encuestas, sino que retroceden hasta el punto más bajo desde que pasaron a ser oposición. Bajan cuatro décimas más, de forma que, entre el progreso de uno y la caída de otro, la distancia que separa a PP y PSOE se sitúa en 7,2 puntos.

La leve escalada del partido del gobierno se corresponde con una disminución de la inquietud que los ciudadanos dicen sentir sobre los casos de corrupción, así como con la ligera mejoría experimentada por la situación económica, aunque la preocupación por el desempleo sigue siendo la principal que sienten los ciudadanos.

La encuesta del CIS deja otros datos de interés: las tensiones territoriales no han modificado la opinión mayoritaria en el país de que el Estado autonómico debe permanecer sin cambios y, de hecho, es más amplia que en julio.