El político socialista alemán Martin Schulz (1955) aspira a presidir la Comisión Europea en la cita electoral de mayo tras una dilatada carrera de librero, alcalde, eurodiputado y presidente de la Eurocámara.

Férreo defensor del euro y el método comunitario como la mejor salida a la crisis, tendrá como principal oponente a Jean-Claude Juncker, el candidato de los populares europeos.

Sin formación universitaria, su pasión por los libros le llevó en 1982 a abrir su propia librería, en la que trabajó durante los siguientes doce años.

A los 19 años se unió al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), donde fue escalando puestos, y con 31, se convirtió en el alcalde más joven del ayuntamiento de Würselen (Renania del Norte Westfalia). Allí permaneció doce años.

En 1994 fue elegido por primera vez miembro del Parlamento Europeo. Pronto cobró notoriedad por su estilo directo, su vehemencia y firmes convicciones.

En esta primera legislatura europea, que hasta 1998 compatibilizó con la alcaldía de Würselen, coordinó por cuenta del Grupo Socialista la Subcomisión de Derechos Humanos, y desde 1996 la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior.

Posteriormente, fue presidente de la delegación del SPD en el Parlamento Europeo (2000-2004) y desde 2002, vicepresidente del Grupo Socialista en la Eurocámara, flanqueando al español Enrique Barón.

En esta última etapa se recuerda el enfrentamiento dialéctico que mantuvo con el eurodiputado Silvio Berlusconi, que le sugirió que hiciera un papel de capo en una película sobre nazis.

En alusión al político-empresario, Shulz había arremetido contra la "anomalía italiana" y "el virus del conflicto de intereses y el peligro de que se extienda como un cáncer en Europa".

Tras las europeas de 2004, fue elegido presidente del Grupo Socialista de la Eurocámara -relevó a Barón-, desde donde se opuso, por razones ideológicas y morales, a la designación del italiano Rocco Buttiglione como comisario de Interior y Justicia por sus declaraciones en contra de los homosexuales y de las mujeres solteras.

Ese mismo año fue elegido vicepresidente de la Internacional Socialista.

Resultó de nuevo elegido eurodiputado en los pasados comicios europeos de 2009 y también presidente de los socialistas en la Eurocámara poco después.

Como tal se fijó como objetivo "que prevalezca el interés general por encima de cualquier interés nacional", dijo.

Desde comienzos de 2012 pasó a presidir el Parlamento Europeo en virtud del pacto de legislatura adoptado por la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (segunda fuerza del hemiciclo y que lidera el Partido de los Socialistas Europeos, PSE) y los conservadores del Partido Popular Europeo.

En este tiempo le tocó lidiar con la crisis del euro y, con la mente puesta en las deudas soberanas y la crítica situación de algunos países, apuntó que "por primera vez desde su fundación, el fracaso de la Unión Europea es una posibilidad real".

Sin rivales en el partido, en enero pasado los socialistas europeos le eligieron candidato a la Comisión Europea en las elecciones de mayo.

En su agenda figura el fortalecimiento de la UE, porque "no habrá estabilidad en Europa sin crecimiento", y la lucha contra el "drama" del desempleo.