Después de diez años de ausencia, España será desde mañana miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, un logro de la diplomacia española que trabajará durante dos años por el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, la lucha contra la pobreza y la promoción de los derechos humanos.

España consiguió el pasado 16 de octubre volver al máximo órgano de decisión de Naciones Unidas tras una larga, intensa y difícil campaña que culminó en una reñida votación llena de suspense en la que se enfrentó a Nueva Zelanda y Turquía.

"Esta carrera al Consejo de Seguridad espero que sirva para fortalecer nuestra confianza", afirmó ese mismo día en Nueva York el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, nada más conocerse en la tercera votación que España había ganado a Turquía con 132 votos frente a 60 de los 193 países presentes en la reunión.

El jefe de la diplomacia española consideró, en un reciente artículo en prensa, que la presencia en el Consejo "devolverá a España a la Champions League de las relaciones internacionales", a la vez que ha servido para impulsar los vínculos con áreas como el África subsahariana, el Caribe o el lejano Pacífico.

Así, el representante de España asumirá mañana una silla en el Consejo de Seguridad, junto a otros nueve representantes no permanentes y cinco permanentes, en una etapa de la agenda internacional que cada día necesita de más acciones de la ONU.

El Consejo de Seguridad cuenta con cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia) y diez no permanentes, que son elegidos por periodos de dos años y que tienen voto pero no capacidad de veto como las cinco potencias.

Junto a España, la Asamblea General eligió a Angola, Malasia, Venezuela y Nueva Zelanda. Estos países se suman a los otros cinco miembros no permanentes del Consejo que continuarán su mandato en 2015: Chad, Chile, Jordania, Lituania y Nigeria.

Fue hace casi diez años cuando el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presentó a principios de 2005 la candidatura española, que posteriormente fue asumida por Mariano Rajoy.

El Gobierno en pleno, encabezado por el presidente, Mariano Rajoy, y el ministro García-Margallo, se han volcado en esta campaña para recabar los apoyos necesarios para que España se sentara por quinta vez en el Consejo de Seguridad.

Cuando Rajoy llegó al Gobierno a finales de 2011, España contaba con el apoyo de 42 países, una cantidad que con el tiempo, gestiones en muchos lugares y la intensa labor de altos funcionarios se ha ido incrementando hasta alcanzar la meta.

El jefe de la diplomacia española ha viajado durante los últimos meses para conseguir esos apoyos a numerosos países africanos, asiáticos y del Pacífico Sur, en una gira que le llevó el pasado mes de septiembre incluso a Australia y a Samoa, una diminuta isla situada a mitad de camino entre Nueva Zelanda y Hawai.

Se llegó a la sesión de la Asamblea General del 16 de octubre con el apoyo de más de 160 naciones, de ellas 123 por escrito, según fuentes diplomáticas.

A partir de mañana España ocupará ese asiento durante dos años y, como afirmó entonces García-Margallo, la presencia en el Consejo de Seguridad permitirá reforzar la colaboración internacional para hacer frente a los crecientes desafíos globales.

"España cuenta con una trayectoria larga y prolífica en Naciones Unidas, que vamos a poner al servicio de esos objetivos", afirmó el ministro de Asuntos Exteriores.

Desde su ingreso en Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1955, España ha sido miembro no permanente del Consejo de Seguridad en los bienios 1969-1970, 1981-1982, 1993-1994 y 2003-2004.

El Consejo de Seguridad es el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas y, conforme a la Carta, tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales.

Desde 1989 España contribuye a misiones de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y desde entonces más de 130.000 militares han participado en 67 misiones.