Consuelo Ordóñez, presidenta del colectivo de víctimas del terrorismo en el País Vasco, Covite, ha denunciado hoy la retirada de una decena de las 73 placas que esta asociación colocó ayer en distintos puntos de San Sebastián en los que fueron asesinadas 96 personas en atentados terroristas.

En declaraciones a EFE, Ordóñez ha atribuido la autoría de estas desapariciones a personas "llenas de maldad" que están retirando las placas porque "la cultura del odio en este país no ha cambiado absolutamente nada".

"ETA ya no nos mata pero la cultura del odio está intacta", ha recalcado Ordóñez, quien ha asegurado que "nuestras instituciones son responsables" de esta situación porque "nunca han trabajado precisamente este tema" y "no hablan a nadie de lo que ha pasado en la historia más reciente".

"Lo ocultan estratégicamente, de eso son responsables nuestras instituciones, de mantener intacta la cultura del odio", ha recalcado.

Ordóñez, hermana del concejal del PP donostiarra asesinado por ETA, Gregorio Ordóñez, ha pedido al Ayuntamiento de la capital guipuzcoana que "no tome ninguna decisión de quitar" las placas y que "respete" sus "fundadas razones para haber llevado a cabo esta cción de dignidad, necesaria y urgente".

Ha recordado además que la acción de Covite está motivada por el "incumplimiento" del mandato que el pleno hizo al Gobierno municipal de Bildu en mayo de 2014, que "obliga a recordar a los asesinados en los lugares que fueron asesinados".

Asimismo, según indica Covite en una nota, este colectivo tiene pensado remitir esta semana al alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, la factura de las 73 placas, que asciende a 1.140,12 euros, por entender que se trata de unos gastos "asumidos por víctimas anónimas dado que sigue negándose a cumplir un mandato del pleno municipal".

Por su parte, fuentes del Ayuntamiento de San Sebastián han explicado a EFE que el consistorio no ha retirado ninguna de estas placas, y que en este momento no existe "ninguna orden" para quitarlas y no está previsto hacerlo.

Covite colocó la madrugada del domingo estas placas en la capital guipuzcoana como parte de la campaña que inició el pasado 21 de septiembre en Bilbao: "Una víctima, una placa".

En cada una de ellas figura el nombre o nombres de las víctimas de cada atentado y el de la banda terrorista que las mató, en este caso 94 asesinadas por ETA, una por el Batallón Vasco Español (María José Bravo del Valle) y otra atribuida al grupo antifranquista DRIL (la niña Begoña Urroz).

El 19 de octubre de 2014, Covite instaló por primera vez una placa de este tipo en la calle San Lorenzo, en la Parte Vieja donostiarra, en memoria de Miguel Paredes y Elena Moreno, asesinados en 1990, pero dos días después fue retirada por el Ayuntamiento porque no contaba con la autorización municipal.

Posteriormente, el 14 de diciembre repuso esta placa que luego fue arrancada por desconocidos. Ya en ese momento, este colectivo de víctimas anunció su disposición a "colocarla cuantas veces sea necesario".