El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha avisado este jueves al PSOE de que si se opone a la reforma del Tribunal Constitucional (TC) para que éste pueda sancionar a quienes incumplan sus sentencias "tendrá que explicar a la opinión pública si no quiere que se cumplan las resoluciones del Tribunal Constitucional".

"¿Quién puede oponerse a que se cumplan las sentencias del Tribunal Constitucional?", se ha preguntado, en una entrevista en la Cadena Cope, recogida por Europa Press, en la que ha argumentado de que sólo se trata de que el TC pueda hacer lo mismo que otros tribunales, hacer ejecutar lo juzgado.

Para Rajoy, la reforma será "fundamental para el Estado de Derecho" y ha destacado que las críticas que ha recibido son por "la forma" y "muy pocas" por el fondo de la propuesta".

A su modo de ver, cuando hay "un señor que dice que está creando estructuras paralelas de Estado y que va a declarar unilateralmente la independencia" --el presidente catalán, Artur Mas--, hay que "darle un poco de nivel a los debates" y no polemizar sobre si se ha presentado la reforma "un lunes o un martes".

El jefe del Ejecutivo ha asegurado que está dispuesto a acordar la reforma en las Cortes y ha invitado al PSOE a presentar sus propuestas, recordándole que en 2011 él apoyó una reforma constitucional presentada por el entonces gobierno socialista --la del artículo 135, para constitucionalizar la estabilidad presupuestaria-- un mes antes de que se disolviesen las Cortes.

Preguntado por las palabras del candidato del PP a la Generalitat, Xavier García Albiol, que afirmó que con esta reforma "la broma se ha terminado", ha pedido que no se tomen esas declaraciones "en su tenor literal".

Rajoy ha reiterado que una declaración de independencia de Cataluña es "un disparate" que supondría quitar a los catalanes su condición de españoles y de europeos, y que no se producirá mientras él sea presidente del Gobierno.

Preguntado qué hará el Gobierno si se produce una declaración unilateral de independencia, ha señalado que seguirá actuando "como hasta ahora", con la ley y siendo prudentes. En su opinión, cuando el "simulacro de referéndum" del 9 de noviembre de 2014 algunos pretendían que el Gobierno retirase las urnas para salir "en las televisiones de todo el mundo".

El jefe del Ejecutivo ha reconocido que hace tiempo que no tiene una conversación a fondo con el presidente catalán, Artur Mas, pero lo ha atribuido a que éste acudió a verle presentándole "un contrato de adhesión" y a pedirle un sistema de financiación como el vasco o el navarro y luego autorización para un referéndum ilegal".

De hecho, ha dejado claro que ningún presidente de Gobierno de ningún país aceptaría una convocatoria de un referéndum que "ponga en tela de juicio la soberanía nacional", sino que "tendría que dimitir antes de hacerlo". "No acepto que se trocee la soberanía nacional, eso no lo acepto ni yo ni cualquiera que me sustituyera salvo que enloqueciera", ha remachado.

GONZÁLEZ LE AFEA FALTA DE CINTURA POLÍTICA

El presidente ha respondido así a quienes le reprochan falta de cintura política para negociar, entre ellos el expresidente socialista Felipe González. Rajoy ha dejado claro que respeta su opinión y ha añadido que, como expresidente, González sabe que "las cosas no son fáciles en este tema".

En la cuestión de Cataluña, Rajoy considera que tiene "tres obligaciones muy claras", empezando por"velar por que se cumpla la ley", defender ante la gente sus "posiciones políticas" de defensa de la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles y la solidaridad.

La tercera, ha dicho, es intentar el diálogo, pero cree que con alguien como Mas, que pidió cambiar el modelo de financiación de Cataluña "y si no amenazaba con hacer lo que ha hecho" y luego intentó un "referéndum ilegal" no queda "más remedio que decir no".