El presunto testaferro y hombre de confianza de Iñaki Urdangarin, Mario Sorribas, ha señalado que nunca vio a otros empleados en la empresa Aizoon, de la que era apoderado y cuya propiedad comparten a partes iguales el exduque y su mujer, la Infanta Cristina. "Al menos en lo que yo hacía", ha manifestado.

Así lo ha puesto de manifiesto, a preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, durante su declaración como testigo en el juicio que se desarrolla en Palma por el caso Nóos. Tal y como ha recordado, Urdangarin le contrató en Aizoon como consultor a nivel deportivo y de comunicación y, para desarrollar su labor, acudía a la sede de la empresa, que se encontraba "en casa del señor Urdangarin".

Tal y como ha abundado, "mi sensación es que era yo era el único empleado que tenía contacto con Urdangarin en relación con estas labores". Al ser inquirido sobre los tres sobrinos del exduque que se habrían prestado a ser trabajadores ficticios en la sociedad, Sorribas ha señalado que les conoció en contextos distintos al trabajo: "No sabía que estaban empleados en Aizoon".

Asimismo, Sorribas ha recordado que fue nombrado apoderado en Aizoon cuando Urdangarin fijó su residencia en Estados Unidos, con el objetivo de que éste "no tuviera que venir para hacer trámites ordinarios". En cuanto a las cuentas de la empresa, ha señalado que "honestamente no recuerdo haber estado autorizado en ellas, y si lo estuve no las operé".

Según las acusaciones, Urdangarin "interpuso" esta sociedad para facturar "ciertos servicios de carácter personalísimo" que nada tenían que ver con la actividad de la mercantil, todo ello con el objetivo de reducir su propia tributación en la declaración del IRPF.

De hecho, la Agencia Tributaria señala cómo durante 2007 y 2008, ejercicios en los que el exduque habría defraudado hasta 337.138 euros a Hacienda, utilizó Aizoon como "pantalla" para tributar gastos personales a fin de beneficiarse de un tipo impositivo inferior, el aplicado a las sociedades.