Fernando Del Corro (OTR/PRESS)

El 8 de junio de 1947, 69 años atrás, María Eva Duarte (Evita) arribó al aeropuerto de Barajas como punto inicial en Europa de la ''Gira del Arco Iris'', de 79 días, 16 de ellos en España (18 con los del Sahara), que iniciara el 6 de junio, dos días antes, desde la Argentina, y que concluyera con su regreso al país el 23 de agosto tras haber transitado por el Sahara Occidental, entonces colonia hispana; Italia, donde estuvo más tiempo, 20 días; Suiza; Francia; Portugal; Mónaco; el Vaticano; Brasil, y Uruguay, además de la propia España.

Durante la ''Gira del Arco Iris'', como ella misma la calificara, fue acompañada por el sacerdote Hernán Benítez, uno de sus hombres de mayor confianza y seguidor de su ideario luego de que la esposa del presidente Juan Domingo Perón falleciera el 26 de julio de 1952 cuando solamente contaba con 33 años.

Evita arribó al aeropuerto de Madrid al atardecer procedente de Dajla (entonces Villa Cisneros) en la actual República Árabe Saharaui Democrática, cuyo territorio en parte hoy está ocupado ilegalmente por el reino de Marruecos, sobre todo el de las zonas de donde extraen grandes corporaciones los discutidos glifosatos que se utilizan en las producciones agrícolas de varios países.

En Dajla, donde pernoctó, había sido recibida oficialmente por Alberto Martín Artajo, el canciller del gobierno dictatorial del "generalísimo" Francisco Franco, quién la había invitado especialmente a visitar el país como parte del propósito de lograr que la Argentina ayudara a España a superar su crisis alimentaria ante el bloqueo comercial dispuesto contra ella por los Estados Unidos de América y sus aliados europeos.

Apenas pisó tierra española Evita fue recibida por el presidente Franco y su esposa, María del Carmen Polo, quiénes le ofrecieron alojamiento en el Palacio del Pardo, una de las residencias dedicada a recibir a ilustres visitantes extranjeros, donde permaneció durante toda su estadía en el país.

?Asu llegada a Barajas y a lo largo de todo el viaje hasta el centro de Madrid una multitud le hizo objeto de entusiastas vítores, algo que se repitió al día siguiente cuando habló al pueblo español desde el balcón del real Palacio de Oriente en el acto más trascendente de toda su gira.

Durante esos días, visitó varias ciudades españolas y verificó las duras condiciones de los trabajadores de ese país por lo que hasta llegó a cruzarse con Carmen Polo... Al respecto recordó Evita: "A la mujer de Franco no le gustaban los obreros, y cada vez que podía los tildaba de rojos porque habían participado en la Guerra Civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo, sino por imposición de una victoria. A la gorda no le gustó nada".

Durante su estadía también logró que Franco condonase la pena de muerte dictada a la guerrillera comunista Juana Doña Jiménez, fallecida en 2003, siempre como militante, la que reconocía que "al fin y al cabo yo vivía por ella", pero que jamás atinó a agradecerle en su momento, aunque aclaró siempre que nadie le había pedido a Evita esa gestión sino que lo hizo motu propio cuando se enteró de que estaba presa y se había dado la orden de fusilarla.

"Se lo pidió a Franco y Franco no le pudo decir que no" le dijo a Silvia Pisani, periodista del diario argentino ''La Nación'' durante una entrevista que ésta le hiciese y que fuera publicada el 4 de agosto de 2002.

El dictador español necesitaba que la Argentina aceptara proveer los alimentos indispensables para abastecer al pueblo hispano cosa que la ''Gira del Arco Iris'' sirvió para concretar lo cual, a la postre, redundó en un beneficio mutuo, sobre todo cuando a partir del primero de enero de 1948, con la implantación del ''Plan Marshall'', el gobierno estadounidense desalojó de los mercados europeos, tradicionales clientes de la producción agropecuaria argentina, a todos aquellos que pudieran competir con la de su país.

Pero como España estaba fuera del "salvataje" dispuesto desde Washington en la medida en que pesaba sobre ella una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que hasta recomendaba a sus miembros retirar sus embajadores ante el gobierno de Franco, algo que no había hecho el gobierno argentino del presidente Perón.

Más tarde Evita visitó Italia donde mantuvo relaciones con el gobierno demócrata cristiano pero también se entrevistó con la dirigencia del Partido Comunista con la que debatió sobre las presuntas similitudes entre el peronismo original y el fascismo implementado por el "Duce" Benito (llamado así por la admiración de su padre hacia el presidente aborigen mexicano Benito Juárez) Amilcare Andrea Mussolini, algo modificado, según el PC italiano a partir del Plan Quinquenal argentino implementado en ese mismo 1947.

En Francia, donde estuvo 12 días, entre otros conversó con el nuncio apostólico Angelo Roncalli, luego Papa Juan XXIII, quién, tras escuchar sus propuestas, le señaló algo que fue clave para la creación de la Fundación Eva Perón. Para el futuro Juan XXIII, Evita era una reencarnación de la española Eugenia de Montijo, la esposa española de Napoleón III y hacia ella fue su recomendación: "Si de verdad lo va a hacer, le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin límites a su tarea".

Una vez vuelta a la Argentina, siempre acompañada por el cura Hernán Benítez, quien fue el mayor impulsor de la idea, se lanzó a la tarea de desarrollar la Fundación. Junto con Ramón Carrillo al frente del área de salud y las políticas previsionales, la tarea de la primera dama fue fundamental para transformar la vida de millones de argentinos. No bien regresó de su gira lanzó la Cruzada de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón y unos meses después, el 8 de julio de 1948, se concretó el lanzamiento de la Fundación.

La ''Gira del Arco Iris'', un viaje de 79 días que arrancó por el reino de España y cuyas experiencias fueron de gran trascendencia para el futuro inmediato de ese país que obtuvo los alimentos que le eran indispensables y para la Argentina que vio implementar políticas sociales que permitieron elevar el nivel de vida de millones de sus habitantes.

Fernando del Corro es periodista e Historiador. Colabora en la Cátedra de Deuda Externa en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA)