El presidente de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo, Ramón Jáuregui, ha asegurado hoy que el PSOE tiene que ser capaz de aceptar la mano tendida al diálogo desde el Gobierno en grandes acuerdos como las pensiones, el pacto educativo y la reforma constitucional.

Al mismo tiempo, el Partido Socialista tiene que ser capaz de hacer una oposición mayoritaria a los intentos de "derechización" de la política española y de cambiar cosas que el PP ha hecho en los años anteriores, ha sostenido Jáuregui en declaraciones a los periodistas, antes de participar hoy en un acto en Zamora.

Es esto lo que espera Europa del socialismo español, que el PSOE sea "esa pieza clave de ese gobierno de progreso que España necesita", ha sostenido.

El eurodiputado socialista ha defendido que en Europa saben que ha empezado una legislatura en España que tiene grandes dificultades de equilibrio porque no hay un Gobierno con mayoría.

"En Europa lo que esperan es que el Gobierno de España encuentre la capacidad de resolver los problemas internos, que solo los puede resolver mediante grandes acuerdos y ahí es donde hay que estar", ha manifestado Jaúregui tras participar en la inauguración de la jornada "España ante los retos del proyecto europeo", en Toro.

Sobre la crisis de su partido, ha defendido que "no hay progreso en España históricamente si no hay una participación importante del Partido Socialista", y ha afirmado que las grandes transformaciones y conquistas de libertad y de progreso que ha tenido el país en los últimos cien años están ligadas al PSOE.

Esto requiere, según ha asegurado, de un "Partido Socialista fuerte, unido y capaz de pensar en los problemas de los españoles".

Por este motivo, cree que los socialistas tienen que "ser capaces de salir del momento que han vivido en los últimos meses" para hacer un "partido unido y fuerte que de alternativas a la política española".

Respecto a la situación de Europa, el eurodiputado ha afirmado que existen "riesgos muy serios" como la crisis de inmigración, de política económica, de falta de crecimiento y de empleo, pero también "muchas esperanzas".

Considera el político que "no hay otro futuro que una Europa fuerte, unida y social". Los retos de la Unión Europea, según ha asegurado, son hacer una Europa social que "no se ha hecho".

En este sentido, ha defendido una política económica más inversora, que genere más crecimiento, empleo de calidad y un desarrollo más sostenible.

También ha apostado por una política de inmigración solidaria, que "controle las fronteras exteriores" pero "acepte la integración en la sociedad de una inmigración controlada que Europa también necesita demográficamente".