El acto de la Pascua Militar ha comenzado, a las 12.10 horas, con la revista a una formación de la Guardia Real a cargo de Felipe VI en el Patio de la Armería del Palacio Real.

Con uniforme de gala de capitán general del Ejército de Tierra, don Felipe ha llegado a la plaza exterior del palacio acompañado de la reina Letizia, donde han escuchado el himno nacional y la salva de 21 cañonazos que se lanza en los actos castrenses que preside el Rey.

Esperaban al monarca el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que se estrena en la Pascua Militar; así como el titular de Interior, Juan Ignacio Zoido.

También han formado parte del comité de bienvenida el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante general Fernando García Sánchez, y el jefe del Cuarto Militar de la Casa del Rey, vicealmirante Juan Ruiz Casas.

Mientras Felipe VI ha pasado revista a la tropa, el resto de autoridades ha accedido al interior del palacio.

Los ciudadanos han podido presenciar la parada desde el Patio de la Armería y desde la escalinata de la catedral de la Almudena, situada frente al Palacio Real.

La ceremonia va a proseguir en la saleta Gasparini, donde los Reyes van a saludar a los altos cargos institucionales y los responsables del Estado Mayor de la Defensa y de los tres Ejércitos.

Entre los invitados, también hay miembros de las Reales y Militares Órdenes de San Fernando y San Hermenegildo, de la Guardia Civil y de la Hermandad de Veteranos.

A continuación, Felipe VI va a condecorar en el Salón del Trono a un grupo de militares antes de su discurso y del de la ministra de Defensa.

El pasado año, la novedad, que no se repite en esta ocasión, fue que don Felipe recibió, de manos del Jemad, una bengala de capitán general, un distintivo utilizado por los reyes desde el siglo XVIII a modo de bastón de mando de los Ejércitos.

La tradición de la celebración de la Pascua Militar arranca cuando Carlos III felicitó a las tropas españolas que recuperaron la localidad menorquina de Mahón, que estaba en poder de los ingleses, el 6 de enero de 1782.

Como prueba de aprecio a sus Ejércitos, Carlos III ordenó a virreyes, capitanes generales y demás jefes que en el día de la Epifanía reuniesen a las guarniciones para felicitarlas en su nombre.