El recién nombrado fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, es definido por sus compañeros como alguien "discreto" y de "buen carácter", capaz de entablar "magníficas relaciones" con policías y jueces con los trabaja a diario y con los que suele tener "muy buen trato".

Característica muy valorada cuando se está haciendo un trabajo en común, destacan las fuentes consultadas en la Audiencia Nacional y que conocen de tiempo a este fiscal que llegó a la casa en 1996 y que en 2013, siendo Eduardo Torres-Dulce fiscal general, fue nombrado teniente fiscal estando al frente Javier Zaragoza, al que ahora sustituye.

Alonso, nacido en Madrid en 1962 y portavoz de la Asociación de Fiscales desde 2015, obtuvo ese nombramiento sin el apoyo de su jefe, que en la elección votó al candidato de su asociación, la Unión Progresista de Fiscales.

La relación entre Alonso y Zaragoza no comenzó bien del todo, debido a la disparidad de criterios en la acusación al etarra Iñaki de Juan Chaos por amenazas en dos artículos que publicó en Gara, en los que arremetía contra responsables de prisiones y el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

Poco antes del juicio, Alonso, que, bajo las órdenes de Eduardo Fungairiño, había pedido para el etarra 96 años de prisión, renunció finalmente al caso tras una reunión preparatoria de la vista oral en la que Zaragoza le pidió exponer sus argumentos para sostener esa acusación.

Al considerarlos insuficientes, Zaragoza admitió la renuncia y fue el entonces teniente fiscal Fernando Burgos, al que luego sustituiría Alonso, el encargado de rebajar la petición de cárcel, que se tradujo en una condena inicial de 12 años, que luego el Supremo dejó en 3 años, y una vez cumplidos, protagonizó su famosa huida a Venezuela para evitar ser juzgado por un nuevo delito.

Tras este episodio, Alonso ha ido en consonancia con las directrices de su jefe, como la de combatir la puesta en libertad condicional del etarra Iosu Uribetxeberria Bolinaga por cuestiones humanitarias o la de aplicar la sentencia europea que abolió la doctrina Parot y que llevó a la excarcelación de más de medio centenar de etarras.

Ahora Alonso, ha sido el único de los miembros de esta Fiscalía que se ha postulado para disputarle a su hasta ahora jefe un cargo en el que Zaragoza ha permanecido diez trascendentales años.

Una larga década en la que ambos han sido testigos de primera mano del fin de ETA, del 11-M o del fenómeno yihadista impulsado por el Estado Islámico.

Eso le hace estar "muy preparado jurídicamente" para el trabajo de coordinación con policía y jueces, con los que suele mantener "magníficas relaciones", enfatizan las fuentes.

Antes de llegar a la Audiencia Nacional, entre 1989 y 1996, ejerció de fiscal en Barcelona ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.