Carles Puigdemont, asumió ayer lo que consideró "el mandato" del referéndum ilegal de 1 de octubre para que la región sea independiente, pero suspendió los efectos de la declaración de independencia para abrir un proceso de diálogo.

"Asumo el mandato del pueblo de Cataluña para que sea un Estado independiente en forma de república", dijo Puigdemont en un discurso en el Parlamento regional en el que habló en español y catalán, y en el que aseguró que las urnas, el 1 de octubre, fijaron un recorrido que él está "dispuesto a transitar".

A continuación propuso dejar en suspenso la declaración de independencia para que "en las próximas semanas" se emprenda un diálogo y emplazó al Gobierno español a aceptar una mediación.

Ello, explicó, en un intento de "desescalar la tensión" con el Estado español, al que pidió "un gesto de generosidad y responsabilidad".

Según el líder catalán, su Ejecutivo celebrará una sesión ordinaria para declarar la independencia e iniciar un proceso constituyente.

En su discurso y hablando en español, Puigdemont afirmó que no tiene nada contra España, pero apuntó que la relación es "insostenible" después de años de lo que consideró agravios por parte de las autoridades españolas.

Entre ellos mencionó lo que consideró "menosprecio" a la lengua y la cultura catalanas, la falta de inversiones y la decisión del Tribunal Constitucional en 2010 de recortar el Estatut (norma básica en Cataluña) que había sido aprobado en consulta popular unos años antes.

Recordó que durante mucho tiempo ha reclamado un referéndum de independencia acordado como el celebrado en Escocia en 2014, pero se ha encontrado con "una negativa radical y absoluta" del Gobierno español.

La oposición en pleno criticó el planteamiento de Puigdemont, que calificó de "golpe a la democracia", y le acusó de representar "el peor nacionalismo" que ha existido en Europa.

Después de varios días de tensión y debate interno, Puigdemont optó por una fórmula menos radical de lo que había anticipado.

Desde el 1 de octubre Cataluña ha registrado el cambio de sede social de grandes empresas a otros puntos de España ante el temor a la inseguridad jurídica y la incertidumbre de la eventual declaración de independencia.

Ha sido el caso de bancos como CaixaBank y Sabadell, la energética Gas Natural Fenosa, la empresa Aguas de Barcelona y la concesionaria de autopistas Abertis.

Además, numerosos líderes internacionales, entre ellos los de la Unión Europea, pidieron a Puigdemont que no declarase la independencia.

La expectación de estos días se trasladó ayer a la Cámara catalana, donde centenares de informadores se acreditaron para seguir la sesión, entre ellos decenas procedentes del extranjero.

Mientras tanto, en las cercanías del Parlamento catalán, miles de partidarios de la independencia siguieron la intervención de Puigdemont en medio de grandes medidas de seguridad.

Esas medidas llevaron incluso a que la Policía ampliara su presencia en algunas infraestructuras básicas, como los puertos y aeropuertos de la región.

Decepcionados. Así se quedaron los miles de independentistas que siguieron en el Passeig Lluís Companys la comparecencia del president Carles Puigdemont, que prorrumpieron en aplausos y vítores cuando habló de asumir el mandato de la independencia, pero se vinieron abajo al ver suspendidos sus efectos para dialogar. El júbilo duró poco, apenas 30 segundos, y los abrazos de los concentrados cuando se vislumbraban los atisbos de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) dieron lugar a las lágrimas de algunos y la incomprensión de otros.

JxSí y CUP firman la república catalana

Los diputados de Junts pel Sí (JxSí) y la CUP, incluido el presidente catalán, Carles Puigdemont, firmaron en el auditorio del Parlament un documento que proclama la "la república catalana, como Estado independiente", y pide su reconocimiento internacional. En la declaración de cuatro folios, de carácter simbólico y sin efectos jurídicos porque no será registrada en el Parlament, desaparece cualquier mención a "suspender los efectos" de la declaración de independencia, como había planteado Puigdemont anteriormente en la Cámara.

Según las fuentes consultadas, en un borrador de la declaración sí figuraba la mención a "suspender los efectos", pero la CUP se ha negado a firmar el documento si no se retiraba esta alusión. "Cataluña restaura hoy su plena soberanía, perdida y largamente anhelada", añade la declaración.

La CUP ve tocada su confianza en el Govern

El portavoz del secretariado nacional de la CUP, Quim Arrufat, anunció que propondrá al Consejo Político de su formación suspender la actividad de sus diputados mientras la declaración de independencia esté suspendida, y aseguró que la confianza en el Govern catalán "ha quedado tocada". Quim Arrufat pidió que la suspensión tenga un "límite" máximo que ha propuesto sea el de un mes.