La ciudad de Barcelona confía en que hoy el consejo de ministros de la UE le conceda la sede de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que llegaría como analgésico para una ciudad dolorida por las circunstancias políticas.

Barcelona parte como una de las favoritas entre las 19 ciudades que compiten por esta agencia, actualmente ubicada en Londres, porque es la técnicamente mejor preparada, aunque sus rivales apunten al conflicto político catalán para intentar descartarla.

Presenta además, el consenso político -inusual en las últimas fechas- de todas las administraciones, central, autonómica y local, y el apoyo de todos los estamentos sociales y empresariales, desde médicos hasta farmacéuticas, pasando por todas las patronales, el movimiento vecinal e, incluso, el FC Barcelona.

El Ayuntamiento de Barcelona tiene preparado y precontratado el emblemático rascacielos Torre Glòries, diseñado por Jean Nouvel, con sus 34 plantas y 145 metros de altura listos para dar la bienvenida a los casi mil trabajadores de la EMA.

Barcelona cuenta con otros argumentos de peso para que los ministros de la UE la elijan: aquí se concentran buen número de centros de investigación genética y biomédica punteros, donde se trabaja para descubrir los medicamentos personalizados de un futuro muy próximo.

También está el trabajo político que los gobiernos español, catalán y de la ciudad, que han ido de la mano en esta candidatura, hayan podido hacer desde que se presentó la candidatura barcelonesa, que en un último esfuerzo el viernes apoyaron los tres últimos alcaldes de la ciudad, de tres partidos diferentes, Ada Colau, Xavier Trias y Jordi Hereu.