La capilla ardiente del expresidente del Congreso Manuel Marín, fallecido ayer en Madrid a los 68 años, ha quedado abierta a las 14.00 horas en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara Baja, donde ya le están rindiendo homenaje familiares, amigos y ciudadanos.

Entre los primeros en acudir a la capilla ardiente destacan el expresidente del Gobierno Felipe González o el presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Álvarez de Miranda, hijo del primer presidente del Congreso en democracia, Fernando Álvarez de Miranda.

También ha acudido el presidente del Senado, Pío García-Escudero; el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán; el expresidente de Castilla-La Mancha José María Barreda, ciudadrealeño como Marín; el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría; y el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato.

Los restos mortales del expresidente del Congreso han llegado al Palacio de la Carrera de San Jerónimo minutos antes de la una de la tarde.

El féretro ha entrado en el Congreso a hombros de seis agentes de la Policía destinados en la Comisaría de la Cámara Baja.

Tras el ataúd, la viuda de Marín y la presidenta del Congreso, Ana Pastor, de luto riguroso.

Del Salón de Pasos Perdidos, uno de los más solemnes de la Cámara después del hemiciclo, se ha retirado el mobiliario habitual y se han colocado unas sillas a ambos lados para que puedan acomodarse los familiares y las personas que asistan para darle el último adiós, entre ellos el Rey, quien acudirá esta tarde al Congreso.

En el centro de la sala, flanqueada por las banderas de España y la Unión Europea, se ha dejado un espacio para el féretro, que ha quedado cubierto por ambas banderas.

Encima del féretro, tres rosas rojas y junto a él una fotografía de Marín colocada en un atril, rodeado de numerosas coronas de flores, la mayoría de color blanco.

En el escritorio contiguo se ha colocado un libro de condolencias junto a unas flores y las banderas europea y española.