El líder del PSOE, Pedro Sánchez, prometió ayer ante el rey el cargo de presidente del Gobierno, en un acto en el Palacio de la Zarzuela en el que la novedad fue que por primera vez en democracia lo hizo ante la Constitución, pero sin presencia de la Biblia y del crucifijo.

Sánchez optó por esta fórmula después de que la Casa del Rey acordara en julio de 2014, poco después de la proclamación de Felipe VI, dar la opción a los altos cargos de jurar o prometer ante la Biblia y la cruz o sin ellas delante.

La ceremonia se celebró en el Salón de Audiencias con la presencia del jefe del Ejecutivo saliente, Mariano Rajoy, y de las principales autoridades del Estado.

El secretario general del PSOE rompió con el protocolo que habían mantenido los seis anteriores presidentes del Gobierno de la democracia y quiso tomar posesión solo ante la Carta Magna al ser una decisión que dependía de él.

"Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros", ha leído Sánchez mientras apoyaba su mano derecha delante del ejemplar de la Carta Magna de 1978, abierto por el artículo 62. La Casa del Rey instauró la opción de la Biblia y la cruz para dar cumplimiento a lo establecido en el ordenamiento constitucional en materia de libertad religiosa.

Hasta ahora, los anteriores inquilinos de la Moncloa podían jurar o prometer el cumplimiento de sus obligaciones, pero debían hacerlo ante la Carta Magna y los símbolos religiosos colocados en la mesa instalada en la sala. En el caso de Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, José María Aznar y Rajoy prefirieron el juramento para expresar fidelidad al cargo, mientras que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero se inclinaron por la promesa.

Pedro Sánchez se define como ateo y siempre ha sido firme defensor de que España sea un estado laico, de retirar la religión de los colegios públicos y de revisar el Concordato con el Vaticano.

En Zarzuela, estuvieron la presidenta del Congreso, Ana Pastor, el del Senado, Pío García-Escudero, así como los del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes.

Para dar fe del acto, ejerció como notario mayor del Reino el todavía ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, junto al director general de los Registros y del Notariado, Javier Gómez Gálligo.

Al término de la promesa, el Rey saludó a Sánchez para darle su "enhorabuena" y posar los dos ante los medios gráficos.

Cuando Rajoy, con las demás autoridades, se iba a incorporar a la segunda foto, el líder del PSOE se adelantó para estrechar la mano de Rajoy ante Felipe VI.

Entonces, cuando Sánchez se dirigió a Rajoy como "presidente", este le contestó con un "mucha suerte", como ya hiciera Rajoy antes de que se votara el viernes la moción de censura en el Congreso que le apartó de la Moncloa después de seis años y medio.

Al término del acto, que apenas duró cinco minutos, Sánchez y Rajoy permanecieron en la sala charlando de manera informal junto al Rey y el resto de asistentes, ya sin presencia de la prensa. A la conversación se incorporó Juanma Serrano, el jefe de gabinete de Sánchez, que fue la única persona de su círculo de confianza que le acompañó a Zarzuela.

El dirigente socialista, con traje oscuro y corbata color teja, entró en la Sala de Audiencias después de que lo hiciera Rajoy. A la pregunta de los informadores de qué tal se encontraba, Sánchez no respondió y esperó con gesto serio a que el Rey entrara en el salón.

El acto se inició con la lectura del real decreto de nombramiento como presidente del Gobierno publicado ayer en el Boletín Oficial del Estado.

Como ya ocurrió el 31 de octubre de 2016 en la segunda toma de posesión de Rajoy, y primera ante Felipe VI después del relevo en la Corona, no estuvo presente la Reina Letizia. Durante el reinado de Juan Carlos I, de cuya abdicación se cumplieron ayer cuatro años, la Reina Sofía sí asistió a las tomas de posesión de los nuevos presidentes del Gobierno.

Por parte de la Casa del Rey, fueron testigos de la ceremonia el jefe de la institución, Jaime Alfonsín, el secretario general, Domingo Martínez Palomo, y el responsable del Cuarto Militar, Juan Ruiz Casas.

Como viene siendo costumbre, el ejemplar de la Constitución ante el que Sánchez expresó su fidelidad al cargo es un facsímil del texto original de 1978 que las Cortes Generales publicaron dos años después.

En esta ocasión, estaba abierto por el título 62, que enumera las funciones del Rey, entre ellas, la de nombrar al jefe del Gobierno.

Desde Zarzuela, ya oficialmente como jefe del Ejecutivo, Sánchez se desplazó al Palacio de la Moncloa a bordo del vehículo oficial junto a su jefe de gabinete.

Fue recibido por la secretaria general de la Presidencia del Gobierno, María Rosario Pablos, quien le acompañó por varias dependencias del edificio, entre ellas, el que será a partir de ahora su despacho oficial.

La previsión es que en los próximos días anuncie el nombre de sus ministros, que comunicará de forma previa al Rey en Zarzuela, una vez que concrete la organización que tendrá el nuevo Gobierno.