España completó en el último año la destrucción de sus reservas de bombas de racimo, según el informe anual publicado hoy por una coalición de organizaciones que supervisa el cumplimiento de la convención internacional que prohíbe esas armas.

Cuba, Croacia y Eslovenia también cumplieron con destruir totalmente sus existencias de bombas de racimo, conforme lo establece la convención, que cumple diez años desde su adopción con un total de 103 Estados parte.

Los países que han asumido el compromiso de cumplir con la convención han destruido el 99 % de sus reservas, lo que ha supuesto la eliminación de 1,4 millones de bombas y de 177 millones de submuniciones.

Las municiones de racimo se disparan con artillería y cohetes o se lanzan desde aeronaves, y se abren en el aire para lanzar múltiples bombetas o submuniciones más pequeñas sobre una zona del tamaño de un campo de fútbol.

Las submuniciones a menudo no explotan en el impacto inicial, dejando restos peligrosos que representan el mismo peligro que las minas terrestres, hasta que se limpian y destruyen.

Esto es lo que sucede en países como Laos, donde en el último año se registraron 32 víctimas por la explosión de restos de bombas de racimo que datan de los bombardeos de Estados Unidos en la década de los 60 y 70.

En total, las víctimas contabilizadas a nivel mundial desde que se presentó el último informe hace un año han sido 289, de las cuales 187 se registraron en Siria, donde estas armas son utilizadas por las fuerzas gubernamentales.

En los últimos cinco años, el 77 % de las víctimas de bombas de racimo se produjeron en Siria.

Yemen es el otro país con un elevado número de víctimas, donde son usadas por una coalición árabe encabezada por Arabia Saudí que combate el movimiento rebelde de los hutíes.

La tendencia, sin embargo, es positiva porque las víctimas del último año representan la cuarta parte de las que había en 2016 en todo el mundo.

El informe sobre las bombas de racimo se ha presentado con ocasión de la octava reunión de estados parte de la convención, que tiene lugar del 3 al 5 de septiembre en Ginebra.