El expresidente de la ANC Jordi Sànchez reiteró ayer en el juicio del procés que en la manifestación del 20-S frente a la Conselleria de Economía no hubo violencia, ni un solo lanzamiento de objetos, ni riesgo para la integridad física de ninguna persona ni ningún intento de asalto a ese edificio.

Sànchez se pronunció en esos términos durante el interrogatorio del fiscal Javier Zaragoza sobre los acontecimientos del 20-S, hechos clave para la acusación del delito de rebelión, pues implica el uso de la violencia.

Sí admitió que ese día hubo tensión, pero no "una situación de violencia" frente al edificio y subrayó que fue una protesta pacífica. Y dijo que no era solo su opinión, sino también la del teniente de la Guardia Civil que declaró ante la jueza Carmen Lamela en la Audiencia Nacional y lo que se puede apreciar en las cámaras de seguridad del edificio.

"No hubo ni un lanzamiento de objetos que dañaran no solo a un agente de la Guardia Civil o de los Mossos, sino ni tan solo la puerta", señaló Sànchez, quien tachó de "falso" el "relato" de algunos informes y de algunos medios "de que hubo un intento permanente de asalto. Y la prueba es que no hubo ningún asalto".

El exconseller Santi Vila, acusado de un delito de malversación y otro de desobediencia por el que la Fiscalía pide 7 años de prisión, aseguró ayer que el 25 de octubre se acostó convencido de que se rechazaba la vía unilateral, pero ante "el clima de tensión" del día siguiente, el Govern "no supo gestionarlo emocionalmente" y acabó cediendo "a la presión de las redes sociales" para proclamar la DUI.

Vila explicó que, a mitad de octubre, "se inició una aproximación con interlocutores políticos, religiosos y del mundo de la empresa que, de buena fe, sin ningún interés espurio, querían evitar el despropósito, que esto acabara mal".

Quiso dejar claro que lo llevó a cabo "por orden de Puigdemont" y "con pleno conocimiento de algunos miembros del gobierno y dirigentes de mi partido, porque había mucho más moderado y centrista en los dos gobiernos que lo que a veces se relata".

Vila estaba convencido de que "no se iba a hacer ningún tipo de declaración que, aunque fuera solo formal o política, pudiera resultar ofensiva o inflamatoria". Pensaba que se iban a elecciones.

Al día siguiente llamó a Puigdemont. "Le dije, yo sintiéndolo mucho me voy y dimito", manifestó el exconseller.