El Mercadillo del Agricultor de La Matanza fue escenario el pasado fin de semana de la VII Feria de la Castaña, todo un escaparate del cultivo, producción y transformación de este fruto típico del otoño. Talleres culinarios, concursos y exposiciones jalonaron esta edición, en la que la castaña se ha convertido en protagonista y punto de referencia.

El consejero insular de Agricultura, José Joaquín Bethencourt, expresó ayer su compromiso de impulsar la dotación de un equipamiento específico de ámbito comarcal para la promoción de la castaña, mientras que el alcalde anfitrión del acto de clausura de la Feria, Ignacio Rodríguez, se congratuló de la conjunción de esfuerzos e iniciativas para responder a las demandas del sector agrícola. Ambos coincidieron en elogiar el trabajo desarrollado en los últimos años por la Asociación de Cosecheros de Castaña de Acentejo, y auguraron un excelente porvenir para los agricultores implicados.

La VII Feria de la Castaña de La Matanza de Acentejo reunió a unas 6.000 personas, según indicó a EL DÍA el concejal de Agricultura del consistorio matancero, Miguel Ángel Pérez Pío.

Los cuarenta cosecheros que conforman actualmente la Asociación de Cosecheros de Castañas Acentejo finalizaron, días atrás, la recolección, selección, enmallado y comercialización de la producción de este año, colocando en el mercado 17 toneladas del producto.

El presidente de la entidad de ámbito comarcal, Laureano Febles, subraya la calidad del producto, que "cumple con los criterios que nosotros mismos nos hemos impuesto para relanzarlo y recuperar el protagonismo perdido".

Del total, unas diez toneladas han sido vendidas de manera directa en las instalaciones del Mercadillo del Agricultor de La Matanza, mientras que en torno a 7.500 kilos han sido enmallados y etiquetados para su venta en grandes superficies. Esta cantidad a la venta con la etiqueta "Castañas de Acentejo" duplica la que llegó al consumidor el pasado año.

De esta manera, este colectivo de cosecheros se ha convertido en el principal comercializador de este producto en la Isla, una apuesta que no sólo se traduce en una renta económica adicional para los productores, sino también gracias a las atenciones que requiere, en un medio para recuperar las zonas de cultivo y el paisaje del castañar.

La feria permitió divulgar las excelencias del fruto a un mayor número de personas a través de los puestos temáticos e informativos.