La creación, conservación y mejora de playas en zonas de escorrentía, como la desembocadura de barrancos o los pies de acantilados, genera un importante coste económico a las administraciones públicas después de los temporales más intensos. Los técnicos consideran prácticamente inevitables los daños causados por el mar o la lluvia, mientras que los políticos consultados opinan que esta inversión es necesaria para una Isla que vive mayoritariamente del turismo.

A continuación se profundiza en el debate sobre este gasto excesivo o necesario, y se repasan algunos de los casos más llamativos de playas tinerfeñas reformadas por el hombre y reclamadas últimamente por la naturaleza.

Norte.- Playa Jardín y playa de Martiánez, en el Puerto de la Cruz, son dos ejemplos perfectos de playas regeneradas y modificadas por el hombre que, periódicamente, sufren daños a causa de los temporales marítimos o la avenida de los barrancos. Playa Jardín sufrió importantes daños en el temporal de noviembre de 2009. Costas hizo una inversión que no ha detallado para reponer más de 3.000 metros cúbicos de arena, la mayoría obtenida de machacar las rocas que el barranco llevó hasta la orilla.

Martiánez es el ejemplo paradigmático de cómo la intervención humana puede fracasar de forma estrepitosa en el reto de "mejorar" la costa. En los años 70 del siglo XX se hizo una gran inversión para facilitar el baño en Martiánez. De aquella obra quedan los recuerdos del Columbus y del gran charco o "potaje" en que quedó convertida una playa donde el agua prácticamente se empozó.

A mediados de los 90 se volvió a invertir una importante cantidad de dinero en regenerar de forma fallida la playa de Martiánez. En la actualidad, Costas tramita el tercer proyecto integral de reforma de la playa en menos de cuarenta años. Hay reservado un presupuesto de más de cinco millones de euros. Tras el temporal de noviembre, también se repusieron en esta cala 2.400 metros cúbicos de arena. Pese a la actuación, en la desembocadura del barranco siguen siendo mayoría las piedras.

Sur.- La regeneración de la playa de Playa San Juan, en Guía de Isora, requirió una inversión superior a 362.000 euros, pero el temporal del 17 de febrero causó un daño importante cuya reparación aún no se ha completado, si bien ya está reabierta al baño. Esta obra, polémica por su demora y por la discrepancia política derivada de la colocación de arena procedente del machaqueo de áridos, es un ejemplo de la inversión que la comarca sureña recibe para la mejora de las playas.

Candelaria sobresale actualmente en esa materia ya que en Punta Larga se acomete la rehabilitación de su playa con una inversión que superará los 19 millones. Asimismo, en El Puertito de Güímar se realiza una obra de protección y regeneración presupuestada en 360.000 euros. En cualquier caso, su reparación parcial es frecuente, casi cada vez que se producen lluvias fuertes, según información de J. A. Medina.

Área metropolitana.- Álvaro Morales informa de que la playa de La Nea (El Rosario), que está siendo objeto de un profundo proyecto de regeneración cifrado en 6,1 millones de euros -cuya finalización se prevé para verano-, es el mejor ejemplo en el área metropolitana de inversiones millonarias que sufren el impacto de la naturaleza en la costa. Esta playa sufrió importantes daños el pasado 1 de febrero y, aunque las afecciones se centraron, principalmente, en el paseo anexo a la cala (donde se destruyeron muros y otros equipamientos), lo ocurrido reforzó las dudas sobre la idoneidad de la canalización del agua de lluvia hacia la nueva arena de la playa. También se vio afectada la escalera que usan muchos vecinos de Tabaiba Baja para bajar a la pequeña playa del Moro, situada junto a la piscina natural.

"Sin solución".- El concejal de Servicios del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Ricardo Padrón (CC), y el ex edil de Urbanismo de la ciudad turística Jaime Coello coinciden en que no existe una solución técnica para evitar que las avenidas de los barrancos afecten a las playas situadas en su desembocadura. "No podemos canalizar los barrancos ni desviarlos para que las playas se mantengan intactas -subraya Padrón-. Cuando no es el barranco es el mar, así que hay que tener claro que actuar para regenerar y reparar las playas es una inversión prioritaria. Vivimos de ellas y hay que mantenerlas en buen estado".

Coello apunta que "quizá la solución esté en tocar lo menos posible la costa, para que los procesos naturales no se rompan". En su opinión, el caso de la playa de Martiánez es un ejemplo claro: "Antes era una playa que se regeneraba cada verano de forma natural y ahora, con tanta actuación desafortunada, la han destrozado". En todo caso, señala que este tipo de obras de limpieza y recarga de arena serán siempre "un gasto fijo". Mantener limpios los barrancos es otra buena manera de evitar que las playas sufran daños más graves, a juicio de Coello.

El proceso natural.- Expertos en materia de costas y dinámica del litoral también señalan a EL DÍA que "los barrancos no destruyen las playas, sino que las crean". A su juicio, lo ideal sería respetar el proceso natural que permite que los sedimentos arrastrados por los barrancos creen las playas, "en una lucha constante contra el mar". Para estos técnicos, las avenidas de los barrancos contribuyen a mejorar las playas. No las destruyen, sino que las regeneran. En todo caso, las avenidas "afean" las calas, pero su acción es un proceso "necesario y natural".

La importancia turística de las playas ha obligado a las administraciones públicas a intervenir para acelerar los procesos naturales. La limpieza, la retirada de rocas y la recarga de arena es un trabajo que el mar haría por sí solo, pero los turistas y visitantes no pueden esperar.

"Fundamental para el turismo".- El consejero insular de Turismo, José Manuel Bermúdez (CC), considera que la creación de playas artificiales, la regeneración de las existentes y el adecuado mantenimiento de todas las zonas de baño es "una inversión fundamental para el turismo". A su juicio, "es un gasto que vale la pena, puesto que no sólo beneficia al sector turístico, sino también a los residentes en la Isla".

Un plan "urgente".- Bermúdez considera "urgente" la puesta en marcha de un plan de renovación y mantenimiento de las playas de Tenerife. "En la actualidad el nivel de satisfacción de los visitantes es moderadamente alto, pero hay zonas, como playa de Las Américas, donde hace falta una actuación inmediata".

Cuestión de competencias.- El vicepresidente del Cabildo y consejero de Turismo considera que "la Dirección General de Costas actúa de una forma muy caprichosa técnicamente, lo que provoca que los proyectos en las playas tarden entre diez y quince veces más en tramitarse que en ejecutarse". Esta "falta de agilidad" es, a juicio de Bermúdez, "una razón más para que las competencias en materia de Costas se cedan al Gobierno de Canarias".