CUANDO miro las estrellas del cielo me percato de mi insignificancia y extremada pequeñez física y de la incapacidad para traspasar las dimensiones del espacio y el tiempo. Sólo los sueños nos aproximan a la realización de las utopías, ya estemos despiertos ya estemos durmiendo, a franquear las barreras de la materia que se me antojan espejismos pasajeros y fugaces como los que emergen de las arenas del desierto o del charol del asfalto donde nos dejamos gran parte de nuestra vida en nuestro viaje sin retorno.