La iglesia de San José de San Juan de la Rambla fue reabierta al culto, ayer, en el curso de un solemne acto cívico y religioso presidido por el obispo de la Diócesis nivariense, Bernardo Álvarez, y al que asistieron los presidentes del Gobierno de Canarias y del Cabildo Insular de Tenerife, Paulino Rivero y Ricardo Melchior; y el alcalde, Manuel Reyes, así como miembros de la corporación. Su reapertura tiene lugar tras dos años y medio de restauración, con fondos de la comunidad autónoma, Diócesis de Tenerife, Cabildo y ayuntamiento, aunque el proceso de rehabilitación se inició en 1998 con la redacción de un primer proyecto.

El prelado nivariense, monseñor Bernardo Álvarez, tras recibir las llaves del constructor, las entregó al cura párroco Sebastián García, al término de los discursos pronunciados por los presidentes de la Comunidad Autónoma y del Cabildo, Paulino Rivero y Ricardo Melchior, respectivamente, y el alcalde anfitrión, Manuel Reyes.

El presupuesto total de la ejecución de las obras ascendió a 176.502 euros, de los que el 56% fue aportado por el Cabildo de Tenerife y el 44% por el Gobierno de Canarias. El templo y los bienes muebles fueron declarados bien de interés cultural en 2006 con la categoría de monumento.

La restauración ha consistido en la reposición del pavimento, reparación del coro y de las puertas de acceso y limpieza del artesonado. Además, se han adquirido nuevos bancos de madera y se ha dotado el templo de instalación eléctrica y sistema contraincendios. La iglesia fue reformada en 1950, según puso de relieve el párroco Sebastián García, quien expresó su gratitud a las instituciones públicas y a la Iglesia por hacer realidad la rehabilitación del inmueble, situado en la plaza Domingo Reyes Afonso. Aquella transformación, según se indica en un informe del Cabildo, desvirtuó la arquitectura y decoración canaria, por lo que las obras que se han realizado han tenido como objeto recuperar las características arquitectónicas y ornamentales tradicionales. Así, se ha eliminado un arco de medio punto en la fachada norte y una hornacina para devolverlo a su estado original. El templo parroquial, que data del siglo XVIII, se configura como una sencilla construcción de planta regular, con cubierta a cuatro aguas de tejas árabes y una pequeña sacristía adosada a la cabecera. El artesonado de par y nudillo que cubre interiormente el templo formaba parte, originariamente, de un cuerpo continuo, actualmente segmentado por un arco toral de madera de la capilla mayor. Entre sus imágenes destaca la de San José, una talla policromada y decorada con rocallas de oro.

Un punto de encuentro

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, señaló que "la iglesia es el punto de referencia de todos, de los cristianos, de los creyentes, donde todos nos encontramos. La iglesia y la plaza del pueblo no distinguen las personas por su condición social o económica, los unen a todos, por eso es tan importante mantener vivos los edificios y referencias y los contenidos que significa el espacio de paz y de convivencia. La conservación de este patrimonio debe ser una apuesta de todas las administraciones y de la propia Iglesia, que colabora de manera decidida para que sea posible.

El titular del Cabildo, Ricardo Melchior, destacó la trayectoria histórica de la iglesia de San José, que "calificó como testigo de muchas generaciones de cosas buenas, alegres y tristes de este núcleo".