SE ENTIENDE por educación en valores la que facilita la convivencia entre las personas y se sustenta en el respeto a los derechos humanos. Y básicamente los derechos humanos han tenido a lo largo de los últimos cien años tres fases. En la primera, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, donde se limita el poder del Estado frente a los individuos. En la segunda, la necesidad de extender a todos los ciudadanos el derecho a la educación, al trabajo y a la salud, garantizados por el Estado. Y en la tercera, iniciada en las dos últimas décadas del siglo XX, se ha desarrollado el concepto de diálogo Norte-Sur, el respeto y la conservación de la diversidad cultural, la protección del medio ambiente, la conservación del patrimonio histórico y cultural de la Humanidad, entre los más relevantes.

En Canarias, quizás, pareciera muchas veces que no se hubiera llegado a esta tercera fase, sobre todo en lo concerniente a la protección del medio ambiente y la conservación del patrimonio histórico y cultural propio. Generalmente se pasa de puntillas sobre estas cuestiones, o cuando no simplemente se abandonan.

El abandono, en ocasiones, se ha convertido en el método adecuado para ocultar aquello que no se quiere mostrar; sin embargo, cuando la ocasión lo requiere y el dinero lo permite, se utilizan determinados eventos para aparentar que aquello que se está muriendo todavía presenta una salud aceptable. Este es el caso de El Realexo.

El Realexo es una convocatoria festiva bianual, generalmente el primer fin de semana de agosto, dedicada a la promoción turística y al fomento de los valores históricos y patrimoniales del Realejo Bajo. Entre sus muchos actos, se incluyen rutas guiadas a los elementos arquitectónicos más interesantes de la zona: Hacienda de Los Príncipes, iglesia de La Concepción, ermita de San Sebastián, Casa Barroso, las Capillas de la Cruz Verde y Márquez o la Casa Parroquial, entre otros. Los visitantes a todos estos actos se acercan a las dos mil personas; desafortunadamente, durante el resto del año no existen prácticamente turistas en la misma zona, ya sea por falta de promoción y/o porque la mayoría de los elementos a visitar se hallan cerrados.

El Realejo Bajo por decreto 220/2005, de 1 de diciembre, fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico (BOC 14-11-2005); y la Hacienda de Los Príncipes, a su vez, por real decreto 56/2009, de 19 de mayo, fue nombrada Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento (BOC 1-06-2009). Esto significa que la zona del Realejo Bajo va a necesitar un Plan Especial del Conjunto Histórico para realizar cualquier obra; en cambio, la Hacienda de Los Príncipes no precisa de tal medida.

Todo ello se traduce en que, si realmente se quiere fomentar la visita al Realejo Bajo, habría que, en primer lugar, rehabilitar la Hacienda de Los Príncipes; y, al mismo tiempo, aprovechar la Casa de La Parra, ya disponible, para recibir turistas.