La Villa de La Orotava revivió ayer con el entusiasmo de sus vecinos la mayor expresión de la festividad del Corpus Christi que, como cada año, representa una explosión de colores y aromas.

En las calles del casco y la plaza mayor de la Villa, el sonido de fondo era el murmullo de las miles de personas que transitaban por el recorrido en el que se dibujaban las 35 alfombras de flores, un aperitivo grandioso y multicolor de la gran obra central que domina la festividad.

La alfombra de la plaza, una obra de artista Domingo Jorge González Expósito, en la que colaboran unos 20 alfombristas, lucía ayer con su máximo esplendor, ayudada por un día radiante que resaltaban sus tonalidades, que remarcaban el motivo de este año, dedicado a la fe.

La festividad del Corpus comenzaba muy temprano, con el tradicional repique de campanas y la eucaristía dedicada a los alfombristas.

El nuncio del papa en España, monseñor Renzo Fratini, presidió la eucaristía en el templo de la Concepción. En la homilía, concelebrada por el obispo, Bernardo Álvarez, sus vicarios generales y un buen número de sacerdotes, el nuncio reflexionó sobre la importancia de la eucaristía.