LA LLEGADA del verano ha dado lugar a que veamos el aspecto floral que rodea la pequeña plaza de Domínguez, en el olvidado lugar por tantas corporaciones de este singular lugar o casco histórico que tanto ha tenido que sufrir los contratiempos de los políticos y sus ideas erróneas.

Con la llegada del PP a la Villa de Los Realejos, y casi sacando el dinero debajo de la tierra, vemos cómo el municipio en este año de gobierno de los populares, y dentro de su escasa economía, camina con pie firme, haciendo de tripas corazón, con un grupo de hombres y mujeres al que los habitantes de este municipio le han dado toda su confianza, tras el fracaso imperioso e ineficaz de CC, que anunció en el año 2003 que si ganaba las elecciones llegaría a Los Realejos una gran cantidad de millones desde el Gobierno de Canarias. Esa era la estrategia elegida por los nacionalistas con el fin de llegar a gobernar este municipio. Y, con ese engaño, el votante, confiando en que Los Realejos cambiaría de rumbo después de un gobierno socialista en la picota, cambió el sentido del voto y lo depositó en CC.

A don Oswaldo Amaro, poseído de su victoria electoral, le faltaba un concejal para gobernar con mayoría y pactó con el PP cuatro años. Los populares elegidos en 2003 fueron Manuel Domínguez y Salvador Ledesma, cuyo grupo de gobierno, y tras el pacto, lograron doce concejales y gobernar con estabilidad.

Terminados los cuatro años de gobierno entre ambas formaciones, don Oswaldo, repitiendo como número uno por CC, es decir, desde 2007 hasta 2011, y para gobernar, ya que con nueve concejales no podía establecer sus criterios, en vez de continuar el pacto con los populares se "casa" con los socialistas. Poco tiempo después, don Oswaldo se había creído que el municipio de Los Realejos era propiedad privada suya, y casi nunca contó con sus socios socialistas. Por tal motivo, y algunas irregularidades que los socialistas no le permitieron, el pacto se fue al garete.

Nunca el señor Amaro se preocupó de los barrios y de los problemas de los ciudadanos, ya que solo era un alcalde de sillón y bastón de mando. Este error le costó en las pasadas elecciones que los habitantes de este municipio, incluso de su propio partido, le negaran el voto. Y el triunfo inesperado se lo llevó el PP, que con once concejales ha intentado dentro de la crisis darle otro impulso al municipio, mientras se sigue esperando a que don Paulino Rivero le conceda los oficialmente anunciados 700.000 euros para mejorar el casco histórico del Realejo Bajo.

Don Manuel Domínguez, con personalidad propia, ha logrado crear nuevas esperanzas, y lo vemos con constante frecuencia en aquellos lugares apartados del casco municipal interesándose por los problemas de los ciudadanos.

Tiene la gran virtud de que escucha a todos aquellos que no comparten su ideología, y vemos cómo cuando formulamos una queja a través de los medios de comunicación acude de inmediato para interesarse por lo que allí sucede. Nunca antes un alcalde, salvo don Santiago Luis García, se había preocupado por las zonas más abandonadas del municipio, y ahora vemos cómo Manuel Domínguez, que supo jurar y cumplir con las normas como alcalde, trabaja incansablemente para dar a Los Realejos y a sus habitantes todo lo mejor dentro de sus posibilidades económicas, heredadas de las malas corporaciones que nunca supieron repartir el dinero de los contribuyentes, y en aquellos lugares más apartados y olvidados hace decenas de años.

En definitiva, se ha cumplido un año de mandato del PP en Los Realejos y solo oímos -y ojalá el ánimo no decaiga- las ganas de mejorar este municipio.

El trabajo realizado dentro de la grave crisis ha obtenido una respuesta en el gobierno municipal de Los Realejos: tirar todos del carro y caminar con paso firme para mejorar el nivel de vida de los realejeros y que, de una vez por todas, Los Realejos y otros municipios del Norte dejen de ser la cenicienta de la isla de Tenerife.