La Justicia dará solo un mes de respiro a Antonio Méndez Toledo, de 76 años de edad, y Berta Ferreira Rodríguez, de 73, el matrimonio de septuagenarios de Tacoronte que ayer esperaba con angustia un desahucio marcado para las 9:30 horas. Pero Antonio y Berta no afrontaban solos el que podía ser uno de los días más tristes de su vida: junto a su casa, en el número 102 de la calle Ismael Domínguez, unas 300 personas se concentraron desde antes de las nueve de la mañana para tratar de impedir pacíficamente "una gran injusticia".

Antonio y Berta, emocionados hasta las lágrimas, celebraron ayer con alivio la decisión judicial de aplazar 30 días su desahucio "por razones de salud", en concreto hasta las 9:30 horas del 29 de noviembre. Una batalla ganada en una guerra prácticamente perdida, ya que su caso está formalmente cerrado y sin ninguna posibilidad de recurso más allá de una demanda al Tribunal Supremo con muy pocos visos de prosperar.

Vecinos de todas las edades, miembros de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas de Tenerife-Stop Desahucios y ediles del Ayuntamiento tacorontero como Ángel Méndez Guanche (Sí Se Puede) se concentraron ayer junto a la casa de Antonio y Berta, armados con banderas negras, pancartas, pitos, tambores y megáfonos, para exponer su solidaridad con los afectados y su rechazo a la decisión finalmente aplazada. Muchos de los asistentes también se vistieron de luto.

Sin interrumpir el tráfico en ningún momento, estas 300 personas dieron un ejemplo de civismo y movilización ciudadana contra lo que consideran una grave injusticia. Los vehículos que pasaban por la vía también expresaban con sus pitas el respaldo a una rebelión cívica que ha calado en la sociedad tacorontera.

En la calle se escucharon gritos de "¡vamos, vamos, vamos; esto lo paramos!"; "¡sí, sí, sí; el pueblo ya está aquí!"; "¡un, dos, tres, si no nos hacen caso, volvemos otra vez!", o "¡todos somos Berta y Antonio!". Y pudieron leerse pancartas con mensajes como "desahuciar se va a acabar" o "no más casas sin gente, no más gente sin casa".

Cuando alrededor de las 9:30 horas una portavoz de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas anunció a todos el aplazamiento de 30 días, la gente rompió a aplaudir, a llorar y a gritar "¡el pueblo, unido, jamás será vencido!". Fueron momentos de gran emoción durante los que Antonio y Berta, en la puerta de la que aún será su casa durante un mes, no pudieron reprimir las lágrimas, rodeados de vecinos y medios de comunicación.

Mientras Antonio recibía abrazos y felicitaciones, y la calle cantaba "¡Antonio, amigo, el pueblo está contigo!", a Berta se le caían unas lágrimas enormes, mezcla de tristeza, alivio y agradecimiento por tanto apoyo desinteresado.

A Berta aún le cuesta entender lo que están viviendo. Por eso ayer preguntaba: "¿Pero dentro de un mes será igual? No puede ser, alguien se tendrá que dar cuenta de que esto es un fallo". Sus deseos están lejos de cumplirse, ya que aunque pocos discuten la existencia de graves fallos e irregularidades, los expertos en derecho tienen claro que el caso está perdido.

Ambos no encontraban ayer la forma de agradecer el apoyo recibido: "No tengo palabras. La respuesta de la gente ha sido algo increíble", confesó Antonio.

Aún de madrugada, un vecino arrastró un gran carro con dos bidones hasta las cercanías de la casa de Antonio y Berta. Allí esperó durante horas hasta que llegaron los manifestantes y empezó a usar los bidones como tambores.

La portavoz de PAH-Tenerife, Inma Évora, valoró la movilización ciudadana y el aplazamiento, pero recalcó que el caso de Antonio y Berta "está lleno de irregularidades y sinsentidos" y volvió a reclamar que se revise "porque algo huele muy mal en este asunto".

El edil de Bienestar Social de Tacoronte, Carlos Medina (PSC), también acompañó ayer a Berta y Antonio y confesó sentirse "orgulloso" de la "capacidad de movilización de los vecinos y su solidaridad ante este problema".

"El pueblo se ha unido y ojalá esto sirva para hacer reflexionar a quien haga falta para que este caso se revise y se corrijan los errores técnicos y judiciales que se han cometido", sentenció Medina.

El edil socialista también abogó por introducir los cambios legales necesarios "para que este tipo de problemas no se sigan repitiendo".

Antonio, tras días con los nervios destrozados y la tensión por las nubes, sonreía tímidamente ante la primera batalla ganada y confesaba: "Yo pensaba que nos iban a echar a la calle, pero todo el pueblo está con nosotros y esto se ha podido aplazar. Esta noche sí vamos a dormir tranquilos".