Unas 300 cabezas de ganado coparon en la mañana de ayer la atención de numerosos vecinos, turistas y visitantes del Puerto de la Cruz en el ya tradicional baño de las cabras que, en el día de san Juan, aliñan de tradición ganadera, rústica y bereber la primera ciudad turística de Canarias. En sintonía con el relanzamiento que hizo de esta costumbre el malogrado Chucho Dorta, los cabreros desplazados dieron cumplida cuenta de un hábito que relacionan con el periodo de celo de las cabras. Así lo reflejan diversos documentos que datan el origen de este baño por San Juan, que se recupera con fuerza a principios de los años 80 del siglo XX tras un paréntesis de más de una década, según apuntaron ayer fuentes del Ayuntamiento portuense.

Los cabreros participantes y su ganado fueron llegando ayer a la pequeña playa del muelle de manera ordenada desde las 6:00 horas y continuaron haciéndolo hasta las 14:00 en un ritual que, como siempre, llama la atención de numerosos residentes y, sobre todo, de los turistas, que inmortalizan el baño con sus cámaras y móviles.

Se cerró así una nueva edición de las fiestas de San Juan, que se viven con especial énfasis en el Puerto de la Cruz. El principal acto, celebrado en la noche y madrugada del domingo al lunes en Playa Jardín y María Jiménez, concentró a miles de personas, con una clara división entre las dos calas: en la primera se localizaron la mayoría de familias y grupos de batucadas, y en la otra una infinidad de jóvenes y adolescentes en torno a la hoguera mayor. Aunque en la mañana de ayer hubo quejas por cómo quedaron las calas de basura, los operarios se afanaron desde primera hora en la limpieza.