Las medianías altas de los municipios que forman parte de la comarca de Acentejo, allí donde termina la zona donde los viñedos desarrollan su ciclo vital y antes de llegar al pinar, son el lugar donde se encuentra la mayoría de los castaños. Entre los 700 y los 1.100 metros sobre el nivel del mar. Una amplia franja donde cada año se producen toneladas de castañas que pasan un proceso de recogida y distribución desconocido para muchos.

El mes de noviembre es la época de la castaña. Y una buena muestra de ello se encuentra, además de en otros puntos de la Isla, en la comarca de Acentejo.

En La Matanza se encuentra la sede y las instalaciones de la Asociación de Cosecheros de Castañas, concretamente en los bajos del mercado del agricultor. Una sede provisional hasta que se terminen las obras de lo que será, en un futuro no muy lejano, toda una planta de transformación, no solo de la castaña sino de otros productos de las medianías.

Los trabajos de mantenimiento del castaño son pocos durante el año, lo que supone un valor añadido a este cultivo de temporada. Ese trabajo consiste, básicamente, en mantener sin maleza el entorno de los castaños y eliminar los llamados "chupones". Después de la floración nacen los "erizos" y en su interior se gesta el preciado fruto. El trabajo de recolección se realiza por lo general a mano, sin ninguna herramienta mecánica que ayude a hacer que el fruto caiga al suelo.

"Hay que mover las ramas con las manos para que el fruto maduro se desprenda", recalca Laureano Febles, agricultor y presidente de la Asociación de Cosecheros de Castañas. A su juicio, "utilizar maquinaria sería castigar al castañero".

Los agricultores asociados trasladan en sacos de malla todo el fruto recogido, cada día, hasta las instalaciones de la asociación y ahí comienza un interesante proceso. Primero se introduce todo el fruto en un recipiente con agua, y se aparta el que flota. Es esta una selección de calidad.

El siguiente paso es el pesado. A cada agricultor se le acreditan los kilos entregados con un recibo, para su posterior facturación. Luego se pasa al "tendido". Las castañas se ponen sobre gruesas telas, bien extendidas, sin montículos, para su secado.

La clasificación es el siguiente paso, de manera que las castañas se separan según su tamaño, gracias a una máquina. El envasado es el último paso de este proceso. Y se realiza, por lo general, en mallas de 1 o 2 kilos. Se etiquetan, con receta incluida, antes de ser enviadas a una conocida cadena de supermercados.