Arancha Lorena García Barrios pasó 16 años encamada y encerrada en su propia casa por falta de medios para reformarla y poder salir a la calle. La solidaridad de cientos de vecinos y amigos hizo posible que, en 2013, esta joven icodense empezara a disfrutar de una nueva vida. Ayer presentó en Icod el libro "Nubes de sol", un viaje a los sentimientos y emociones de una joven de 36 años que vio truncada su existencia tras varias operaciones quirúrgicas y, como ella misma subraya, volvió a nacer gracias a la ayuda desinteresada de mucha gente solidaria.

Hasta su adolescencia, Arancha García Barrios fue una niña y una joven muy activa y deportista. Amaba el baloncesto, tanto que incluso se escapaba de casa para jugar durante horas. A raíz de una lesión de rodilla y una posterior operación que no dio los resultados esperados, su vida dio un cambio radical a peor.

Tuvieron que operarla varias veces, de la rodilla y de la espalda, y Arancha García no pudo caminar más. Primero la cojera, y luego los dolores y las caídas le impidieron moverse con libertad desde que era adolescente.

Con apenas 18 años, se vio encamada en la segunda planta de su vivienda, sin posibilidad de bajar a la calle sin ayuda, y con un 95% de discapacidad reconocida. Así pasó 16 años, prácticamente sin salir a la calle más de tres o cuatro veces. En 2010 relató a EL DÍA que una de esas pocas veces que pudo salir fue gracias a una ONG que la llevó a votar en las elecciones.

Hace cuatro años, Arancha contaba lo que le encantaría poder hacer fuera de su hogar convertido en cárcel: "Me gustaría al menos poder sentarme en un parque, en un jardín, charlar con mis amigos, o sentarme en un banquito y decir: mira aquel señor que pasea a su perro, observa cómo está el árbol hoy, el color de los coches...".

Intentó muchas veces pedir ayuda para instalar un ascensor en la vivienda, pero no fue hasta 2011 cuando, por fin, logró que un grupo de amigos organizara una cena benéfica que fue un gran éxito. También se organizaron recolectas en Tenerife y en Madrid, donde Arancha conserva amigos de su época de ingresos en el Hospital Puerta de Hierro.

A aquella marea solidaria se sumó la Fundación Disa, lo que permitió a Arancha reconvertir el garaje de su casa en un apartamento adaptado a su discapacidad, y a nivel de la calle. Hace un año que Arancha disfruta de su nuevo hogar, con cocina y baño adaptado. Además, hace solo 8 meses, el Servicio Canario de Salud (SCS) le entregó una silla motorizada que le permite desplazarse dentro de la casa y pasear por Icod.

Arancha es ahora mucho más feliz: "Mi vida ha cambiado completamente. Ha sido como volver a nacer. Poder pasear, abrir la nevera, abrir una puerta o, simplemente, poner la mano debajo del agua del chorro de la cocina. Poder salir a la calle y ver gente, quedar con amigos... eso antes era un sueño, y ahora es real".

Su libro, presentado ayer, no es una autobiografía, sino un compendio de reflexiones y emociones que pretenden que el lector empatice con su joven autora y se vea reflejado en sus vivencias. "¿Quién no ha estado decaído? ¿quién no ha tropezado alguna vez y ha tenido que levantarse?", destaca Arancha García, quien añade que su intención es que lo que ella ha vivido ayude a otras personas que han podido sentir lo mismo, "aunque sus circunstancias hayan sido muy diferentes a las mías".