Visitar la Feria de Artesanía de Pinolere, que se celebra hasta mañana en este barrio de las medianías de La Orotava, vuelve a ser un viaje al pasado y al futuro del arte más popular. En esta arraigada y prestigiosa muestra artesanal, que cumple 30 años, conviven oficios en peligro real de extinción, sostenidos con esfuerzo por titanes y heroínas como el herrero Venancio González o la cestera Benita Acosta, con el impulso, la innovación y la juventud de artesanos del siglo XXI como Hung Designs, Maru Pacheco y Suso Lemus, Moisés Afonso o Juan Gil, entre otros muchos. Gracias al trabajo diario de estos jóvenes y mayores, la artesanía aún resiste en Pinolere.

Adentrarse en los arbolados pasillos del Parque Etnográfico de Pinolere permite comprobar la evolución, muchas veces dramática, de la artesanía en Canarias. Acongoja pensar en el futuro de los telares o de la cestería, sostenidos ahora por manos de 79, 82 o 93 años. Con un relevo generacional muy limitado, hay oficios que parecen condenados a ser solo un recuerdo en apenas una o dos décadas.

En un rincón, Rafael Pérez González se resiste, a sus 82 años, a dejar de construir carros, coches y camiones de verga. Vende poco, pero esos juguetes mantienen su ilusión de niño y no dejará de hacerlos mientras pueda.

En el telar, descalza, trabaja el lino la palmera Rosario Álvarez Lorenzo. A su lado, trenzan hojas de palma para hacer sombreros Benita Acosta y Candelaria Gorrín "Calucha". Ejemplos de una artesanía que no volverá, porque nació de la necesidad y se mantiene, a duras penas, porque un artista casi nunca se jubila.

En el extremo contrario, lanzados hacia el futuro, ejemplos como la pujante nueva joyería canaria, con firmas de prestigio como Juan Gil o Carmen y Mario (CYM), o viejas técnicas adaptadas a los actuales intereses del mercado. Piruetas artesanales capaces de crear un minion o una Peppa Pig de ganchillo, o de inventar bellos y originales colgadores de macetas como los que talla Hung Designs, una de las sensaciones de la XXX Feria de Pinolere.

Unos 200 artesanos canarios mostrarán en Pinolere su trabajo hasta mañana. La oferta es muy variada: calado, telas decoradas, almazuelas, fieltro, trajes tradicionales, jaulas de caña, joyería, juguetería, miniaturas, marroquinería, repujado, muñequería, telares, vidrio al soplete, reciclaje, papel y cartón, jabones, alfarería tradicional, herrería, cerámica, cera, carpintería, cestería de colmo, rafia, palma, caña o castaño...

Pinolere muestra objetos tan dispares como una pluma de madera hecha con torno, una venta tradicional en miniatura metida en una lata de aceite, anillos de plata con forma de lapa o de corazón de erizo sin espinas o cochinos negros que son huchas de cartón con un tapón de corcho en el trasero. Pulseras con versos de poetas canarios o corbatas de ganchillo.

Arte popular que también se come o se bebe en la sección dedicada a la repostería, la licorería, los quesos o la cerveza artesanal.

Ayer, la ceremonia de apertura oficial de la feria volvió a servir para entregar los premios Cho Feriantes de Honor y el Premio Artesanía y Patrimonio Villa de La Orotava, y también para congregar a numerosas autoridades regionales, insulares y locales. Fue la primera feria como presidente de Canarias para Fernando Clavijo (CC), quien destacó que Pinolere es "un ejemplo a seguir" y "una cita obligada" con la artesanía para Tenerife, Canarias y el mundo.

El alcalde villero, Francisco Linares (CC), recordó el trabajo y el esfuerzo que ha costado mantener tres décadas la Feria de Pinolere, con años de "mucha soledad al principio, antes de que se consolidara el actual apoyo institucional".

El presidente insular, Carlos Alonso (CC), valoró "el trabajo y la emoción" que se han puesto siempre en Pinolere, una feria convertida en "referencia regional, nacional e internacional".

Especialmente emotivo fue ayer el recuerdo a Pedro González Hernández, integrante de la Asociación Cultural Pinolere fallecido en octubre de 2014. Para recordar también las palabras del presidente de Pinolere, Leoncio Luis, quien valoró el apoyo institucional, pero reconoció que el esfuerzo que supone sacar cada año adelante la feria depende ahora de muy pocas personas. Cada vez menos.

Benita Acosta

cestera de fuerteventura

Activa a los 93 años

Benita Acosta Rodríguez tiene 93 años de edad y aún elabora sombreros y otros elementos de cestería de palma en su Fuerteventura natal. Nacida en el Valle Santa Inés, en Betancuria, es la artesana más veterana de la Feria de Pinolere, donde recibirá un merecido homenaje.

Rosario Álvarez Lorenzo

tejedora de breña baja

Una vida en el telar

A sus 79 años de edad, Rosario Álvarez pasó ayer horas tejiendo lino, descalza, en el telar que trajo desde Breña Baja, en La Palma, hasta Pinolere. Empezó de niña, "cuando se trabajaba sobre todo para hacer ropa", y continúa elaborando piezas "más pequeñas" para adaptarse a los tiempos.

Candelaria Gorrín Dorta

artesana icodense

Trenzando palma

Candelaria Gorrín Dorta, conocida como "Calucha", sigue trabajando la palma a sus 82 años. Empezó con apenas siete años a elaborar escobas, esteras y sombreros de uso diario y, 75 años después, sigue trenzando palma para dar forma a sombreros de trajes tradicionales y "abanadores".