El Centro Ocupacional Naranjos de Luz, anteriormente llamado Centro de Personas con Discapacidad Ismael Domínguez de Tacoronte, cumple hoy veinte años. Se inauguró el 19 de noviembre de 1995 con el propósito de dar respuesta al colectivo de personas con discapacidad, que "por aquel entonces carecía de expectativas educativas, formativas y laborales en el municipio", según indican a EL DÍA fuentes del centro.

"En sus inicios, en este centro dependiente del Ayuntamiento de Tacoronte se trabajaba con personas mayores con una discapacidad funcional y psíquica asociada, que disfrutaban de espacios alternativos de ocio y aprendizaje, como centros de mayores o escuelas de adultos. Sin embargo, existía en el municipio otro colectivo de personas con deficiencias psíquicas que no disponían de lugar donde dar continuidad a su aprendizaje ordinario, o que por su autonomía psíquica no pudieron estar nunca escolarizados", recuerdan.

Con el paso del tiempo y atendiendo a las necesidades del municipio, se comienza a estudiar la posibilidad de crear un proyecto en el que los implicados fueran personas con discapacidad psíquica, pero más jóvenes, "lo que dio lugar a un espacio para personas dependientes y con poca autonomía psíquica y física".

El 9 de noviembre de 2006, Naranjos de Luz se traslada al antiguo colegio de la calle La Luz, en Los Naranjeros. En esa ubicación ha crecido "tanto en nivel de usuarios como en prestaciones y servicios". Entre 2009 y 2015, el centro estuvo de actualidad por un proceso judicial que ya ha concluido con la absolución de los acusados y la determinación de que no se produjeron malos tratos. Con la intención de dejar definitivamente atrás esa época de noticias negativas, el centro mira al futuro con 20 usuarios con edades entre los 22 y los 60 años, que realizan allí diferentes talleres de alfabetización, informática, psicomotricidad, artes plásticas, terapia ocupacional, habilidades sociales, fisioterapia, logopedia, cocina, educación física adaptada, animación y excursiones para fomentar la socialización y el aprendizaje.

"En estos últimos 20 años observamos cómo aquella experiencia piloto se ha convertido poco a poco en una necesidad y, por tanto, en un proyecto consolidado y con enormes expectativas futuras. Y juntos hemos ido logrando la integración y normalización de nuestros usuarios en la sociedad", concluyen.