Los acuerdos del Cabildo de Tenerife de diciembre del año 1506 recogen textualmente la conveniencia de "que se faga un muelle en el puerto del Araotava". Una demanda tan vieja que ya tiene 510 años; tan vieja que se hizo por primera vez cuando el Puerto de la Cruz ni siquiera existía. Aquel puerto de La Orotava, donde apenas se habían levantado un puñado de casas, ya reclamaba un muelle que le diera un futuro mejor. Han pasado más de cinco siglos. Y tantos proyectos e ideas como frustraciones y sueños incumplidos. Hace unos días, el 13 de abril de 2016, el Cabildo insular y todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento portuense firmaron una hoja de ruta para el desarrollo del deseado puerto. Un documento en el que se asegura: "Nunca habíamos estado tan cerca de que este ansiado proyecto sea por fin una realidad".

Pero para entender por qué el Puerto de la Cruz reclama con tanto ahínco un puerto en condiciones es necesario hacer un poco de historia y recordar qué ha pasado en los últimos 510 años.

El libro "Síntesis histórica del muelle del Puerto de la Cruz o de Orotava", que escribió Antonio Ruiz Álvarez en 1973, recuerda la visita que hizo a la zona en 1588 el ingeniero Leonardo Torriani, con el objetivo de estudiar su construcción, o cuando en 1603 se planteó crearlo en la caleta llamada Boca del Puerto. El historiador Nicolás Barroso también señala que "entre 1609 y 1610 se elaboró un proyecto de muelle artificial, confeccionado por el ingeniero Jerónimo Mines, que proponía la ampliación del Puerto Nuevo". Otra idea que nunca se concretó.

En diciembre de 2014, EL DÍA publicó "El Puerto: historia de una ilusión", un reportaje en el que Barroso detallaba que en el siglo XVIII persistieron las iniciativas vecinales para la construcción de un muelle o, al menos, la ampliación y mejora de la infraestructura. Ninguna se concretó en 1718, 1737, 1745, 1769, 1779 ó 1788. Tampoco en 1856 o 1906, cuando fracasó el puerto de Martiánez, pese a tener el visto bueno del rey Alfonso XIII.

Aquel puerto de Martiánez tenía la bendición real, presupuesto e, incluso, se solicitó el permiso para iniciar las obras, "pero el informe desfavorable de la Junta Consultiva del Estado Mayor Central causó su definitiva paralización en 1909", explicaba Barroso.

"La historia del muelle del Puerto de la Cruz está constituida por una sucesión de iniciativas y proyectos de mejora de la infraestructura portuaria, y sus correspondientes fracasos. Comienzan en el siglo XVI con el acuerdo capitular de 1506 para se haga un muelle y un almacén en la actual zona de Playa Jardín; en el siglo XVII se sucedieron varias iniciativas para ejecutar el proyecto de muelle artificial de Jerónimo Mines; a mediados del siglo XVIII, en 1769, se concibió y promovió, por primera vez, el puerto de Martiánez; a mediados del siglo XIX, en 1856, se retoma este último proyecto, y se remite a Isabel II; a principios del siglo XX vuelve a insistirse en la idea de Martiánez, reelaborada y ampliada, que cuenta con el apoyo insuficiente de Alfonso XIII en 1906, y por último, entre los años 1911 y 1930, se concibió, diseñó y ejecutó el muelle de El Penitente", relataba entonces Barroso.

Este historiador portuense hacía una triste y vigente reflexión: "Todos estos proyectos, iniciativas, esfuerzos, gestiones y esperanzas de la comunidad local portuense, de los vecinos de la comarca de La Orotava e incluso del conjunto de municipios del Norte de Tenerife no dieron resultado práctico alguno, de tal modo que, a pesar de la importante posición del Puerto de la Cruz en la red insular y regional de puertos a lo largo de más de dos siglos, nunca pudo disponer de una infraestructura e instalaciones portuarias acordes con su importancia".

El convulso siglo XX adormeció el sueño portuense, que se retomó en los prósperos años 70, aunque no pasó de las dimensiones de una maqueta que durante años se expuso en el consistorio. La realidad es que nada se movió hasta los 80. Y desde entonces, al menos físicamente, nada se ha vuelto a mover.

En 1981 se redactó el proyecto de parque marítimo municipal con el que el ayuntamiento solicitó una concesión administrativa para ocupar 97.500 metros cuadrados del dominio público. La concesión se otorgó en octubre de 1982 por 50 años. La explanada del muelle se terminó en 1989, pero nunca llegó el parque marítimo. Esa descuidada explanada, que pronto cumplirá 30 años, es el lugar que mejor representa la historia frustrada del puerto.

En febrero de 2001, el Cabildo encarga a una empresa un proyecto de puerto "con dos dársenas, deportiva y pesquera, y un muelle para embarcaciones mayores. El puerto quedaba emplazado entre el Castillo San Felipe y el faro del parque marítimo. La dársena deportiva tenía 170 atraques y la pesquera, 72", según recordaba Melchor Hernández Castilla en un artículo publicado en EL DÍA.

En 2004, el arquitecto Fernando Menis gana el concurso para la redacción del plan especial de ordenación del futuro puerto.

En septiembre de 2005, el edil de Urbanismo de la época, Luis Gómez (PP), plantea sacar el muelle en concesión privada y habla de una inversión de 180 millones de euros. En noviembre de 2006, el alcalde Marcos Brito (CC) cita el interés de inversores privados y apuesta por una inversión pública y privada de "unos 120 millones de euros".

En 2006, la Consejería de Infraestructuras ya tenía el proyecto modificado del puerto, redactado por Teno Ingenieros. Un puerto de 145.000 metros cuadrados, entre el Castillo y el antiguo muelle, con un dique de abrigo de 1.600 metros y 600 atraques.

En 2006 se colocó la polémica carpa preelectoral de la empresa pública Gesplan en la entrada del consistorio, con otra maqueta del futuro puerto. La Junta Electoral Central ordenó retirarla. En febrero de 2007, Gómez y Brito aseguraban que la reforma del proyecto, que cambiaba la orientación de la bocana para no afectar a Playa Jardín, elevaban la inversión a "360 millones de euros".

También en 2007, Menis gana el concurso del proyecto de urbanización del puerto.

En noviembre de 2009, el entonces presidente regional, Paulino Rivero (CC), promete dos millones de euros para el futuro muelle en 2010. Nunca llegan. En octubre de 2010, el Ayuntamiento portuense renuncia a la concesión administrativa de la explanada del muelle.

El Gobierno canario anunció en octubre de 2011 que comenzaría la obra en 2012. Ese compromiso, de nuevo incumplido, se hizo público días antes de una manifestación que reunió a más de 15.000 personas en la plaza de Europa para reclamar, precisamente, que la obra del puerto comenzara en 2012.

Ese mismo año, el Gobierno canario inició el procedimiento administrativo para sacar a concurso la construcción y concesión del nuevo puerto. Entonces se dice que la intención es que inversores privados destinen un mínimo de 70 millones de euros a construir un puerto con 500 atraques deportivos y 50 pesqueros.

El arquitecto Fernando Menis y el Consorcio Entelo se interesan por el concurso en los primeros meses de 2013. En abril del mismo año se declara desierto y comienza la negociación de un proyecto más modesto con Entelo y el apoyo económico del Cabildo, que se implica definitivamente en el proceso bajo el mandato de Carlos Alonso.

El fuerte rechazo popular a dos bocetos de muelle de reducidas dimensiones que se presentaron en 2013 y 2014 obliga a las administraciones públicas a replantearse el proyecto, que según se anunció en junio de este año contaba con una inversión prevista de 92 millones de euros, de los que casi 60 serían aportación pública.

En mayo de 2014, el Parlamento de Canarias aprueba una proposición no de ley para declarar de interés general la línea marítima entre Santa Cruz de La Palma y Puerto de la Cruz, e instar al Gobierno de Canarias a "financiar de forma preferente la construcción del brazo de mar del muelle portuense" para que esta ruta de pasajeros "pueda comenzar a operar a la mayor brevedad posible".

En junio de 2014, el Cabildo aprueba liderar el desarrollo del puerto, así como la solicitud de la concesión de la zona marítima. En agosto de ese año encarga la redacción del proyecto básico a la UTE Trazas-GIUR. En diciembre solicita a Puertos Canarios la concesión de la parte marítima.

En enero de 2015, Entelo abandona su aspiración de optar a la adjudicación del parque marítimo. En marzo de 2015, Teleférico del Teide encarga a Menis el proyecto básico de la zona de tierra. En febrero de 2016, esta empresa mixta con participación del Cabildo solicita a Puertos Canarios la concesión de la zona de tierra.

Tras un mes de negociaciones, el 13 de abril de 2016, el Cabildo y el Ayuntamiento portuense sellan una postura común y presentan los proyectos de Trazas-GIUR y Menis. Un puerto y parque marítimo presupuestado en 156 millones de euros, a ejecutar en una sola fase, con 780 atraques deportivos, capacidad para ferris y dársena pesquera. Y más de 72 millones de aportación pública.

En la hoja de ruta que aspira a poner fin a más de cinco siglos de espera, el Cabildo y todos los partidos del Ayuntamiento portuense (PP, CC, PSOE y ACP) subrayan: "No podemos esperar 500 años más".

El cronómetro de la ilusión ha empezado de nuevo a correr. El primer objetivo: licitar las obras antes de que acabe el año 2017. Un reto complicadísimo dada la gran cantidad de trámites, gestiones y trabajos pendientes. Las obras durarían siete años, por lo que el segundo objetivo del cronograma es que la ciudad tenga su anhelado muelle en 2024. 518 años después de pedir "que se faga un muelle en el puerto".

Alonso: "Los sueños hay que perseguirlos"

El presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso (CC), ha abanderado el reto y también ha insistido en que "esta vez sí"; en que este proyecto de muelle es el que por fin se hará realidad en el Puerto de la Cruz. El mismo día en el que se presentó el proyecto y se firmó el acuerdo institucional y político para ejecutarlo, escribió en Facebook: "Hoy firmamos la hoja de ruta que nos llevará al tan ansiado puerto deportivo, comercial y turístico para el Puerto de la Cruz. Los sueños hay que perseguirlos para hacer que se cumplan y no queden en el camino de la nostalgia. Nunca habíamos estado tan cerca de cumplir esta vieja aspiración que para el Cabildo de Tenerife es prioritaria y fundamental".

"Sin duda, ahora es el momento"

En los antecedentes del citado acuerdo institucional y político se recalca: "Sin duda, ahora es el momento. Pero para ello necesitamos el consenso de todas las fuerzas políticas y de todas las instituciones implicadas para sacar adelante esta ansiada infraestructura. El Norte de Tenerife se lo merece. El presente es siempre el mejor momento".