El 3 de mayo es la fecha más esperada en Los Realejos, un municipio que presume de ser el más fiestero de España. Para los realejeros, el 3 de mayo es el día del año, y por eso ayer el pueblo se echó a la calle y abrió sus puertas para mostrar a todos su devoción por la cruz con un singular pique hecho con flores y fuego. Las calles de El Sol y de El Medio son el núcleo central de la fiesta, y sus vecinos se encargaron de enramar calles y cruces, y de buscar la financiación necesaria para que, al caer la noche, el cielo del Valle se volviera a encender con una de las mayores exhibiciones pirotécnicas de Europa.

Ayer fue un día para pasear por las empinadas calles de Los Realejos (también de La Cruz Santa) y disfrutar, con los cinco sentidos, de la Fiestas de las Cruces y Fuegos de Mayo, declarada de interés turístico regional y nacional. Y empeñada en conseguir también reconocimiento internacional.

El 3 de mayo se ve, se huele, se saborea, se escucha y se toca. Es color de ramos y fuegos; olor de flores y pólvora; sonido de tracas y silbidos; sabor de comida tradicional y vino de la tierra, y tacto de madera y pétalos.

Enrique Agonec Hernández pertenece al colectivo de la calle El Sol, "la de los medianeros" según dicta la tradición del pique realejero. A su juicio, todos los momentos de este día de fiesta y "paseo constante" son "bonitos y emotivos". Tanto que es incapaz de elegir uno: "Me emociono cuando vamos a buscar la cruz a la parroquia; cuando la entregamos a la calle El Medio, en la raya de la calle La Pila; cuando se echan los fuegos...".

Y es que para el 3 de mayo se empieza a trabajar el 4 de mayo del año anterior. Se venden rifas y lotería; se organizan almuerzos, cenas y excursiones; se montan ventorrillos, y se recoge la llamada "Perra de la Cruz", una cuestación voluntaria "puerta a puerta". Con todo lo recaudado, y sin dinero público, se pagan las flores, los fuegos y la decoración de las dos calles que son el alma de la fiesta. Este año, la calle El Sol se decoró con palabras que son un buen resumen de la fiesta: historia, origen, superación, orgullo, medianeros, recuerdos, sentimientos, sacrificio, santo madero y, cómo no, la calle de El Medio. Porque, más allá del pique sano, "todos estamos unidos por la cruz", recalca Hernández.

Roberto Álvarez es de la calle El Medio, "la de los marqueses", aunque el paso del tiempo ha terminado por difuminar las clases sociales que antaño abanderaban el pique. Para él, el 3 de mayo es, sobre todo, un día de puertas abiertas: "Hay cruces en cada rincón y muchísimos vecinos abren sus casas para mostrar sus cruces y sus capillitas".

Las calles las engalanan los vecinos . La de El Medio se ha decorado este año con flores y fuegos hechos con material reciclado.

La cruz salió ayer dos veces en procesión. Poco después de las 12:00 y en el momento más esperado, a partir de las 22:00, cuando la sacaron los vecinos de la calle El Sol. Cerca de su capilla, hicieron la tradicional parada para dedicarle unos fuegos que son fruto del trabajo del año y obra de Hermanos Toste. "Porque no hay que olvidar que esos fuegos son una ofrenda a la cruz", recuerdan.

Los vecinos disfrutaron de los fuegos desde calles, plazas y atalayas más o menos cercanas, pero sobre todo desde las azoteas, convertidas anoche en lugar de reunión, reencuentro y fiesta. Con cada pausa de los voladores, aplausos y silbidos para remarcar el pique.

La procesión continuó hasta la calle La Pila, donde una raya marca el lugar donde la cruz se entrega a los vecinos de la calle El Medio. El momento en el que la cruz cambia de manos es uno de los más intensos y esperados del 3 de mayo. En ambas calles, falta espacio para tantos cargadores que desean llevar, al menos unos segundos, la cruz a cuestas.

Al bajar por la calle El Medio, la cruz hizo otra parada para recibir la ofrenda de fuego de "los marqueses", de la pirotecnia Caballer. Bien entrada la noche, el santo madero regresó a la parroquia. Y los realejeros ya preparan el 3 de mayo de 2017.

kilos de pólvora es la cantidad que, según fuentes municipales, quemaron anoche las calles de El Medio y El Sol en el pique pirotécnico. La cantidad exacta y su coste es, por tradición, secreto.