El Batallón de Helicópteros de Maniobra VI (Bhelma VI), dependiente del Mando de Canarias del Ejército español, se creó el 26 de abril de 1986. El 12 de julio de 2016 será, a partir de ahora, otra fecha clave en la historia de Bhelma VI: el día en el que este batallón usó toda su experiencia en vuelos nocturnos para evacuar a 133 personas aisladas en Punta de Teno, a causa del derrumbe de la vía. Fue el mayor rescate aéreo realizado en Canarias y uno de los más importantes en la historia de España. El comandante Carlos Vilumbrales, que estaba al mando, resumía así el orgullo de este equipo de jóvenes militares que han demostrado que están para servir a la sociedad: "Ya nos gustaría ayudar más (...). Ha sido un placer. Ha sido un premio porque nos ha brindado la ocasión de que se conozca nuestro trabajo y de que la gente nos entienda mejor, sobre todo los más críticos. Que la gente sepa que estamos para apoyar a las autoridades civiles y servir a España, a Canarias y a los canarios".

Cuando el Cabildo solicitó ayuda al Mando de Canarias, la gran mayoría del personal de Bhelma VI estaba fuera de la base, disfrutando de tiempo libre. En apenas una hora, se reunieron más de 65 efectivos y se pudieron poner en marcha los cuatro helicópteros disponibles: dos Super Puma y dos Augusta Bell 212.

El primer despegue se produjo sobre las 21:30 horas en unas condiciones meteorológicas muy complicadas, debido a la nubosidad existente en la zona de Los Rodeos.

Pese a las dificultades, los helicópteros militares tomaron tierra en la vía de Teno, muy cerca del lugar donde estaba concentrada la gente que debían evacuar. Ese fue el momento más delicado. Aterrizaron de noche en un lugar que no habían reconocido antes, con fuertes rachas de viento y focos de coches, "que encendían pensando en alumbrar al helicóptero, pero en realidad nos deslumbraban", ya que la luz afecta a las gafas de visión nocturna que utilizaban.

Los militares se enfrentaron por primera vez al reto de trasladar a 133 civiles "que no tenían ningún tipo de instrucción previa". La charla informativa con nociones básicas de seguridad se dio prácticamente "bajo las palas".

Explican que mucha gente pretendía acercarse a las aeronaves con gorras, toallas y elementos que podían salir volando y causar problemas. "Lo mejor que hicimos fue dejar en tierra al sargento primero Mongil, para que se encargara de coordinar, junto a Guardia Civil y bomberos, la formación de los grupos, a los que dio pautas básicas. También hizo de señalero. En el muelle de Garachico esa función la ejerció muy bien un Policía Local", explicó Vilumbrales.

Mongil narró que la gente estaba "agotada por la espera", pero tuvo una actitud excelente, "colaboró mucho" y el operativo fue "un éxito". Otro hándicap fue la necesidad de buscar un equilibrio "entre la seguridad y la celeridad", detalló Vilumbrales. Sus helicópteros tienen una autonomía de 2,5 y 3,5 horas, y a la hora del rescate no podían respostar en Tenerife Norte. El comandante, que fue el primero en salir, tuvo que reponer combustible en Tenerife Sur y volver a Teno de madrugada.

Todos los integrantes del operativo recuerdan con cariño, y una sonrisa, a las personas evacuadas. A un turista que pasaba su primer, y movido, día en Tenerife; al hombre que se embarcó con "una nevera gigante, dos hamacas y sombrilla"; al señor que cumplió, sin esperarlo, la ilusión de su vida, que era subirse a un helicóptero; a las madres que preguntaban si podían subir el carrito del niño. "Y lo metían sin facturar", bromeaba Vilumbrales.

"La gente en general estaba tranquila y feliz. Nosotros escuchábamos las risas y los comentarios, salvo cuando venía algún meneo de viento", recuerda el comandante. El soldado Nieves destaca que "los niños estaban mucho más tranquilos que sus padres". En alguna toma en Garachico, los pasajeros "aplaudieron como si fuera el aterrizaje de un vuelo comercial. Solo faltaba la musiquita".

Realizaron 14 oleadas en las que trasladaron a los evacuados en grupos de 8, 14 y 17 personas. Por primera vez, rescataron cinco perros.

Bhelma VI quiere reconocer la colaboración y buen hacer de todos los participantes de otros cuerpos y entidades en el amplio operativo de rescate desplegado. A su juicio, "ha sido un gran ejemplo".

La labor de Bhelma VI se ha enfrentado en el pasado a la incomprensión de ciudadanos y políticos. Las críticas por los vuelos nocturnos, imprescindibles para dar una respuesta tan eficaz como la de Punta de Teno, han dolido especialmente. Además, debido a la gran cantidad de zonas protegidas en la Isla, donde no se les permite volar, tienen dificultades para planificar actuaciones en lugares como la corona forestal o Anaga. Su predisposición y eficacia quedaron claras el día 12. Ahora solo falta que en Tenerife y en Canarias los valoren como merecen.

La Guardia Civil, presente

El helicóptero de la Guardia Civil, con Antonio Márquez al mando (foto), fue el primero que intervino en el rescate de Teno y jugó un papel clave al aportar información de interés al Bhelma VI. Tenían previsto realizar un vuelo por la embarcación portuense, "pero cuando nos enteramos de que había ocurrido el derrumbe, informamos y nos dirigimos a Buenavista a recoger a un oficial de La Orotava que estaba en la zona y lo trasladamos a Teno", explicó. Avisaron a los pescadores e indicaron que "sería importante contar con los helicópteros militares, por su experiencia en vuelo nocturno. Tenemos que darnos cuenta de que tenemos a las mejores tripulaciones del mundo y muchas veces las denostamos. No las reconocemos y a veces ni las conocemos". Con los helicópteros de Bhelma VI incorporados, se organizó la rueda de evacuaciones. Al no contar con gafas de visión nocturna, Márquez tuvo que volar casi a ciegas, guiado con un foco y el instrumental. Pese a las dificultades, realizó tres vuelos a Teno y evacuó a varios niños, jóvenes y una embarazada.