El Ayuntamiento de Los Realejos presentó hace unos días la Guía de Misterios de Los Realejos, una cuidada publicación de 65 páginas que recoge historias, leyendas y cuentos sobrenaturales e insólitos, con protagonistas tan dispares como El Perrete, El Bicho del barranco de Godínez o la omnipresente chica de la curva. Esta obra de Manuel Jesús Hernández González, ilustrada por Samuel Hernández, pretende atraer a visitantes interesados en estas historias para no dormir donde no faltan brujas, fantasmas, ovnis ni ruidos extraños.

El temor al diablo fue una creencia bastante extendida entre la población hace unas décadas. Como al maligno no se le debía nombrar, la gente le dio diferentes nombres, como San Canuto, entre los que destaca, por su curiosidad, el de El Perrete, del que se decía que se escondía "detrás del Teide". Ese nombre se le daba especialmente al "demonio que se apropiaba de las personas y de sus almas". Para evitarlo aún se pronuncia en Jueves Santo un dicho popular, tras el rezo de los cien credos: "Satanás perro maldito/de mí no tengas que ver/que el Jueves Santo a la noche/yo mis cien credos recé".

Pero esta guía también recuerda temores e historias que tuvieron repercusión mediática, como el famoso bicho de Los Realejos, del que tanto se habló y escribió en los años 70 del siglo XX. Manuel Jesús Hernández recuerda que "todo comenzó en 1970 cuando un vecino escuchó, mientras transitaba por uno de los márgenes del barranco de Godínez, en San Vicente, unos ruidos que salían del interior de una cueva, que no parecían producidos ni por persona humana ni por animal".

Aquella noticia se extendió rápidamente por Los Realejos, por Tenerife y por Canarias y pronto empezaron a llegar a la zona "curiosos, periodistas y científicos", relata la guía. El bicho tuvo protagonismo mediático durante semanas. Y el origen de los quejidos nunca se aclaró del todo. Se dijo que podían ser aves, gases volcánicos o un extraño ser. Meses después se produjo la erupción del Teneguía, en La Palma, y para algunos se reforzó la tesis del origen volcánico del bicho de Los Realejos, cuenta Hernández.

La historia de la chica de la curva, que se repite en innumerables casos y es una de las leyendas urbanas más conocidas, tiene una versión con nombres y apellidos en Los Realejos. Un taxista del Puerto de la Cruz, llamado Pablo González Carballo, relató que mientras circulaba a las cuatro de la madrugada por la TF-342, que une Realejo Alto con La Guancha, en el llamado tramo del Risco Blanco, se encontró con una mujer que caminaba sola por la sinuosa vía.

La guía cuenta que el taxista paró y la mujer se subió a la parte trasera del vehículo. Unas curvas más abajo, pronunció la frase clave: "Tenga cuidado que en esa curva me maté yo". Por supuesto, cuando el conductor miró hacia la parte trasera, allí no había nadie. Estas tres historias son solo una muestra de las 17 que incluye esta divertida, curiosa o perturbadora -a gusto del consumidor- guía de misterios realejeros.

La "aparición mariana" de 1992 en La Fuente de Pedro

La guía también relata que el monte situado sobre La Corona, en la ladera de Tigaiga, albergó el día 6 de junio de 1992 uno de los "enigmas sobrenaturales con mayor trascendencia de finales del siglo XX en Los Realejos": la controvertida "aparición mariana" en La Fuente de Pedro.

El origen de esta supuesta aparición son mensajes divulgados por Justina Rodríguez, cubana de nacimiento y vecina del municipio, que a principios de los 90 afirmaba ser "Divina Swan Lorin, una extraterrestre de la galaxia Panacea".

Durante años se dedicó a "imponer las manos" en su casa para repartir energía entre los crédulos. En 1992 anunció una aparición mariana en La Fuente de Pedro y cientos de personas se congregan en la zona aquel 6 de junio. La iglesia alertó entonces, desde todos los púlpitos realejeros, de la "falsedad y superchería" de la aparición. Pero aquella noche, alrededor de las tres de la madrugada del día 7, se vieron en el monte "halos de luz y, supuestamente, una figura mariana". La médium aseguró que se apareció La Dolorosa, pero tal fue la sugestión que entre los asistentes hubo quien aseguró ver a La Candelaria, La Milagrosa y hasta a la Virgen del Carmen.