Agentes de la Policía Canaria accedieron hace unos días a una vivienda de la calle Las Canteras, en el municipio de Los Silos, para cumplir con una orden judicial que pretende garantizar el bienestar físico y psicológico de una mujer de 75 años de edad y su hija de 42, ante las sospechas de los Servicios Sociales del consistorio y de algunos vecinos de que ambas vivían en muy malas condiciones. El oficial responsable del Grupo de Menores y Familia de la Policía Canaria en Tenerife, Jesús Pérez, relató en la Cope que al acceder a la casa se encontraron una vivienda prácticamente vacía, sin camas ni colchones, con excrementos y orines de tres perros que convivían con estas vecinas, y sin más mobiliario que una repisa y un televisor.

El oficial relató que "la situación de la familia era muy precaria" y que tuvieron que actuar junto a la Policía Local, y a instancias de la Fiscalía, "ante su negativa a recibir ayuda y atención por parte de los Servicios Sociales".

El consistorio facilitó a ambas camas, colchones y otros enseres hace varios años, pero cuando los agentes entraron en la casa no había rastro ni siquiera de ropa de cama. "Suponemos que las dos dormían en el suelo", explicó Pérez.

La madre está ingresada en la actualidad en un geriátrico y la hija está siendo valorada en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) para determinar si sufre algún problema psicológico. Algunos vecinos aseguran que la más joven llevaba más de dos décadas sin salir de la vivienda.

Esta situación no es nueva. Los Servicios Sociales trabajaban con esta familia desde hace muchos años, hasta que dejaron de abrir la puerta a las trabajadoras sociales y se tuvo que solicitar la intervención de la justicia. De forma paralela, algunos vecinos solicitaron también ayuda judicial.

El alcalde silense, Santiago Martín (PSOE), lamenta el eco mediático que ha tenido este caso -difundido estos días por medios como Cope Canarias, Daute Digital y Onda Cero- y asegura que los servicios sociales municipales continuarán trabajando para "buscar un alojamiento alternativo para estas dos mujeres, puesto que en el pasado ya fueron valoradas por especialistas que determinaron que no pueden considerarse incapacitadas, aunque hayan elegido una forma de vivir que no entendemos". La intención del consistorio es que ambas no regresen a la vivienda, que está en malas condiciones de habitabilidad según los técnicos municipales. Buscan un centro geriátrico para la madre y una vivienda en régimen de alquiler para la hija.