La avenida Familia Bethencourt y Molina, en el Puerto de la Cruz, dejó de llevar el nombre del generalísimo en 2008 y, unos años después, fue objeto de una profunda mejora que concluyó en 2012. Se invirtieron en torno de 2,2 millones de euros en la transformación de la imagen de una vía que, hasta entonces, era un ejemplo claro de espacio público degradado y obsoleto. La vía se renovó, pero junto a sus nuevas aceras quedaron, abandonados, dos inmuebles cuya imagen daña la vista de propios y extraños: el edificio Iders y el antiguo hotel Martiánez. Dos moles de cemento que siguen a la espera de que sus propietarios se pongan de acuerdo.

El edil de Urbanismo de la ciudad turística, Juan Carlos Marrero (CC), lamenta la imagen que ofrecen ambos edificios, pero recalca que la solución pasa únicamente por la iniciativa privada.

"El ayuntamiento sólo podría intervenir si se produjera una declaración de ruina y se optara por una ejecución subsidiaria de derribo, pero técnicamente no se ha acreditado un estado ruinoso", explica el concejal.

La historia del Iders comenzó en 1991, hace ya 26 años, cuando se ordenó su desalojo por una presunta aluminosis que, en 2007, se demostró que no afectaba a la estructura. Se han producido intentos fallidos de rehabilitación debido al enfrentamiento entre algunos de los propietarios que fueron desalojados sin justificación técnica a principios de los años 90 y el empresario que, durante años, fue adquiriendo las propiedades a bajo precio.

Marrero explica que el Iders se podría derribar y reconstruir, "pero sólo con seis plantas de altura", o rehabilitarlo "tal y como está".

"La ley establece que ese tipo de decisiones deben adoptarse por unanimidad y parece que ese acuerdo va a ser imposible, ya que el enfrentamiento entre el dueño de la mayoría y el resto parece irreconciliable", afirma Marrero.

El caso del hotel Martiánez, que se cerró hace más de una década cuando estaba en plena explotación, sí podía tener una solución en el horizonte. Al menos a medio plazo. En el Plan de Modernización y Mejora se planteó un convenio para recuperarlo como apartamentos, pero llegó la crisis y los dueños optaron finalmente por no firmar. "Parece que en la actualidad hay de nuevo interés en adquirir el edificio y rehabilitarlo como hotel", avanza el edil.

Marrero recalca que el consistorio tiene muy poco margen de maniobra en ambos casos y "la ciudad queda mal, porque ahí tenemos un esperpento debido a discrepancias entre propietarios".