La Asociación Músico y Sociocultural Bloko del Valle, con sedes en La Orotava (Tenerife) y Bilbao (País Vasco), ha logrado recientemente, y gracias al apoyo de cientos de personas, superar el reto de conseguir fondos para incorporar cien nuevos tambores que, sumados a los 120 que poseen, la convertirá, según destaca su director Unai Cañada, "en el mayor grupo de percusión social de Europa". Un gran colectivo de percusión cuyo objetivo, más allá de la música, es lograr que sus ritmos tengan repercusión social.

Bloko del Valle es mucho más que un grupo de percusión. Sus promotores consideran que "el mundo se puede cambiar a golpe de tambor" y por eso no han querido ponerse límites. Con 220 tambores podrán "acercar la percusión social a más personas, y desarrollar los valores y las relaciones sociales como vía para impulsar la participación como canal de expresión de inquietudes y propuestas, como un espacio para trabajar la confianza y la autoestima en los individuos y las comunidades".

Unai Cañada destaca que "llegar a más personas y colectivos supone la posibilidad de acercarles la música como una herramienta de transformación personal, grupal y social".

Bloko del Valle trabaja en La Orotava y en otros municipios de Tenerife, pero su escuela de percusión y su proyecto "Tambores para la Convivencia" han llegado ya a Kenia y Cabo Verde. Y tiene previsto acercar "la percusión social y todos sus beneficios a colectivos desfavorecidos en Jodhpur (India) y San José (Costa Rica) en 2018".

Bloko del Valle se fundó en febrero de 2010 con el objetivo de utilizar la percusión para "fomentar valores de respeto, asertividad y compañerismo; promover la tolerancia en la convivencia y el conocimiento de otras realidades y formas de entender la vida, así como medio para fomentar la equidad, la cooperación y el intercambio cultural".

"Tratamos de desarrollar un movimiento social de cohesión y participación ciudadana, con la percusión como nexo de unión. Dedicamos también especial atención a colectivos con dificultades, en riesgo de exclusión o con discapacidades. La responsabilidad y el respeto son valores prioritarios y comunes a todas nuestras actividades, también en relación al acervo cultural y las tradiciones musicales locales cuando trabajamos en otras comunidades", explica Cañada.