El Ayuntamiento de El Sauzal saldará el próximo día 14 una deuda contraída hace 52 años. La reparación comenzó con los homenajes de 2013 y 2016, que sacaron del olvido el heroico rescate en el que participaron varios pescadores locales cuando un avión de pasajeros, un DC3 de la compañía Spantax, realizó un amerizaje de emergencia en la costa sauzalera de El Puertito, en 1966. Esa deuda quedará totalmente saldada mediante la imposición del máximo distintivo que otorga el consistorio: la Medalla de Oro al Mérito Extraordinario para aquellos pescadores de Acentejo que hicieron posible el rescate con vida de 24 pasajeros y tripulantes.

Agustín Ravelo García, Eustaquio Ravelo Romero (Caco), Antonio Abreu Barroso, Francisco García Ravelo, Domingo Ravelo García (Arturo) y Juan Ravelo García, todos mayores de 70 años, recibirán este reconocimiento junto a Julio Ravelo García, José Abreu Barroso, Francisco Abreu Barroso (Nino) y los fallecidos "Teodoro" Barroso Herrera y Teodoro Herrera Peraza.

El Centro Cultural del casco de El Sauzal, en la calle Manuel Nepomuceno, acogerá a las 18:00 horas del próximo viernes 14 de septiembre el acto de entrega de medallas, que contará con la presencia de algunos de los pescadores protagonistas, supervivientes del accidente aéreo y otras personas relacionadas con este suceso.

Tras el acto se quemará la escultura efímera "Heroico rescate", de Luigi Stinga, que ha recordado frente al Ayuntamiento sauzalero esta historia de coraje y solidaridad.

En la mañana del 16 de septiembre de 1966, un avión DC-3 de Spantax, que volaba hacia a La Palma con 25 personas a bordo, tuvo que realizar un amerizaje de emergencia en la costa de El Sauzal. Sobrevivieron 24 personas y durante años se obvió una parte fundamental de la historia: la heroica labor de los pescadores de Acentejo que rescataron del mar a los pasajeros y la tripulación. Aquella intervención fue fundamental para evitar que el amerizaje se convirtiera en una gran tragedia.

Juan Ravelo García evocaba que el impacto del avión "sonó como una bomba". Cuando llegaron al aparato, en lo primero que se fijó fue en una niña que decía: "Recójanme, que aquí no tengo a nadie". La rescataron, junto a un hombre y una mujer. Otras dos personas que no cabían, se agarraron a la borda.

El rescate fue rápido, ya que había seis barcas de pescadores cerca. Si no hubieran estado allí, el desenlace habría sido mucho peor. Sacaron a 24 personas del agua y solo una falleció, se cree que presa de un ataque de pánico. Agustín Ravelo García tiene esa imagen grabada en la memoria: "El hombre que falleció, juez de paz de La Victoria, agarrado a la puerta del avión. Yo le decía: tírese, tírese... pero estaba paralizado y el agua se lo fue tragando".

El rescate no fue fácil, ya que la gente estaba "muy asustada" y no resultaba sencillo izarlos a las pequeñas barcas de pesca, que corrían riesgo de volcar. Además, varios pescadores no sabían nadar.

Domingo Ravelo destacaba la suerte de un matrimonio con un bebé: "Del avión su subieron directamente a mi barco y ni se mojaron los pies". Una vez en la costa, las familias de los pescadores atendieron a los supervivientes. Les dieron café, cognac y ropa seca. Unos fueron evacuados en helicóptero y otros se marcharon a pie. Hasta 2013 no volvieron a ver a ninguna de las personas a las que salvaron.

El alcalde sauzalero, Mariano Pérez (CC), reconoce que este homenaje debió llegar "mucho antes", pero recalca que "nunca es tarde si la dicha es buena" y se alegra de "saldar por fin una deuda histórica".