Los Realejos celebró ayer el acto institucional conmemorativo del 410 aniversario del voto realizado por el pueblo a su copatrono San Vicente Mártir por la finalización de la llamada peste de landres, una temida epidemia. Esta tradición, considerada de las más antiguas de la Isla de Tenerife y un día festivo local, se remonta al año 1609, cuando los regidores municipales y el párroco de Nuestra Señora de La Concepción hicieron la solemne promesa de acudir todos los años a festejar la efeméride de San Vicente en acción de gracias por considerar que los libró de la enfermedad.

El acto comenzó con el traslado del Pendón de Los Realejos desde la parroquia de Nuestra Señora de La Concepción hasta el exterior de la ermita de San Vicente, acompañado de la Corporación Municipal y la Hermandad del Santísimo Sacramento.

A la llegada de la procesión cívica al núcleo de San Vicente y en el exterior de la ermita, se celebró una misa, con el canto del Coro de San Andrés y Santa Mónica. Posteriormente, el alcalde, Manuel Domínguez (PP), procedió a la renovación del voto a San Vicente "en nombre de la ciudadanía realejera".

Los actos concluyeron con la procesión por las calles del barrio con la imagen del santo, de nuevo acompañada por la Hermandad del Santísimo y autoridades civiles y militares, así como la centenaria Sociedad Musical Filarmónica de Los Realejos.