Nadie discute que la depuración de las aguas residuales es una de las grandes asignaturas pendientes del Norte de Tenerife y del resto de la Isla. Nadie duda de que hay que poner fin a los vertidos de aguas negras al subsuelo, a los barrancos y al mar. Pero cuando se habla de instalar nuevas depuradoras comarcales, nadie las quiere ni en su municipio ni cerca de su casa. El consejero insular de Aguas del Cabildo de Tenerife, Manuel Martínez (PSOE), ha evitado entrar en polémicas por las movilizaciones y pronunciamientos contras las depuradoras de Buenavista del Norte, La Victoria de Acentejo o San Juan de la Rambla, pero en declaraciones a El Día reconoce que, a su juicio, "la cercanía de las elecciones y la falta de información" son los principales ingredientes del no a las depuradoras.

Mientras en La Victoria de Acentejo y Buenavista del Norte el rechazo a las depuradoras encuentra el apoyo unánime de todos los partidos políticos, en el Puerto de la Cruz hace tiempo que nadie se lamenta por acoger la gran depuradora comarcal del Valle de La Orotava, ubicada junto al popular barrio de Punta Brava; el hotel Maritim, en territorio de Los Realejos, y una atracción turística tan emblemática como Loro Parque.

La instalación de sistemas de desodorización en la EDAR de Punta Brava, a la que llegan aguas negras de La Orotava, Los Realejos y Puerto de la Cruz, ha terminado con las quejas por malos olores, pese a que se trata de una instalación ya antigua, que entró en funcionamiento hace unos 15 años y que se empezó a construir hace más de dos décadas.

"La referencia en nuevas depuradoras la tenemos en la actualidad en Valle Guerra, en La Laguna. Queremos que la gente vaya a visitarla y compruebe que son instalaciones soterradas que ya no generan malos olores como las antiguas depuradoras. La tecnología nos permite hasta desayunar dentro de una estación depuradora como la que existe en Valle Guerra", recalca Martínez.

El consejero considera fundamental que las personas que se oponen a las nuevas depuradoras comarcales "conozcan cómo funcionan en la actualidad".

Respecto a los ayuntamientos, Martínez se mostró abierto a negociar compensaciones para los municipios que alberguen estas instalaciones. "Una EDAR podría, por ejemplo, aportar agua gratis para riego o baldeo de calles a los municipios donde estén ubicadas", plantea el consejero.

Martínez está convencido que la oposición que ha generado la previsión de instalar una depuradora comarcal en La Victoria o Buenavista no sería tan contundente "si los vecinos se acercaran a conocer una depuradora moderna como la de Valle Guerra".

CC, PSOE y SSP han dicho no a la depuradora comarcal en Buenavista del Norte. CC, PP y PSOE también se oponen a acoger una EDAR en La Victoria, que recientemente organizó una manifestación contra su ubicación en la zona de barranco Hondo, cerca de La Palmita. AUP-SSP también propone en el Ayuntamiento de San Juan de la Rambla "cambiar la ubicación de la depuradora del subsistema La Guancha-San Juan de la Rambla, para alejarla de la zona de La Cooperativa y al menos dos kilómetros de núcleos urbanos". Santa Úrsula ya ha advertido que tampoco está dispuesta a albergar la depuradora que no quiere La Victoria.

Mientras los municipios concentran sus fuerzas en evitar las depuradoras, las aguas negras siguen buscando camino.

Dudas respecto a la depuración natural

Manuel Martínez considera que tampoco se maneja toda la información cuando se defiende el uso de la depuración natural a gran escala, más allá de proyectos en pequeños núcleos de población como Teno Alto o Las Lagunetas. "Existe oposición a una depuradora comarcal, pero se plantean siete depuradoras naturales repartidas por Buenavista. No parece que vaya a ser una alternativa fácil", señala el consejero insular de Aguas. Además, plantea dudas respecto a la manera en la que se abordará en las depuradoras naturales la eliminación de residuos que acaban habitualmente mezclados con las aguas residuales, como toallitas, compresas o palillos para los oídos. Y se pregunta si la alternativa será instalar un sistema industrial para filtrar el agua antes de que llegue a esas depuradoras naturales.