1.- Los periodistas Juan Carlos Mateu y María Doménech han montado un libro con las crónicas que ellos mismos han escrito para la radio autonómica a modo de guiones. Muy interesantes. El prólogo es de Guillermo García-Machiñena. Agradezco el envío del libro y la dedicatoria. De los autores tengo el mejor concepto. Mateu lleva una larga trayectoria radiofónica a sus espaldas. Y María es una excelente reportera, formada en la COPE. Las crónicas reflejan muy bien el pasado último de Canarias, a partir de acontecimientos noticiables. Y tantos de ellos los viví en directo y trabajando como periodista. Cómo olvidar el crimen de los alemanes. Se llegaron los autores a comer el corazón de sus víctimas, esposa y hermanas. Trabajando en su relato conocí a Raúl del Pozo, hoy columnista de referencia, que entonces colaboraba en "Pueblo". Era el año 70. En el 71, el volcán Teneguía, a cuya erupción asistí, extasiado, como enviado especial del citado vespertino. Tomé las primeras fotos con la "Contax" de Antonio Pallés Sala, paz descanse.

2.- La llegada de los náufragos tinerfeños Imeldo Barrerto y Epifanio Perdomo, supervivientes del petrolero "Berge Istra", que se hundió en Las Molucas en 1975, la cubrí en Los Rodeos para Televisión Española. Estas imágenes dieron al vuelta al mundo. Qué decir del accidente de los "Jumbos", en Los Rodeos (1977), del que se ha hablado hasta la saciedad y cuyas fotos vendí -bien- a "Los Angeles Times". Del "P-3 Orion" de la aviación americana siniestrado en El Hierro (1977), y que dio lugar al equívoco de la "Operación Manuel", qué les digo. Me pateeé aquella zona y descubrí el origen de la confusión de un picoleto llamado Agudo, que confundió el "Manual Operating" del avión estrellado con una misión secreta llamada "Operación Manuel", en versión española. Tampoco olvido lo del siniestro de "Dan Air", en El Diablillo (1980). Me tocó ser anfitrión, en la investigación periodística, de Daniel Gavela, entonces en "El País".

3.- Cuando el "Delta" (2005), yo venía de Madrid en el avión de Spanair que intentó varias veces aterrizar en Los Rodeos. Lo desviaron finalmente al aeropuerto del sur y el viento no dejaba abrir la puerta del aparato, moviéndolo de sus anclajes. Aquel vuelo está registrado en las revistas especializadas de la aviación civil. Y es que el viento alcanzó rachas de 250 k.p.h. Han hecho estos dos colegas un trabajo sencillo, a partir de crónicas breves, bien documentadas, redactadas con estilo muy periodístico, así que el libro me parece espléndido. Está publicado por la RTVC y sólo me he referido a unos cuantos de los episodios en él contenidos. Porque casi todos los demás también los viví en primerísima persona. Lo que lamento es que no me hayan invitado ni una sola vez a contar mis experiencias en sus programas. Se olvidaron de mí.

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