Nos alegran muchísimo las noticias que nos llegan desde Sevilla sobre la paulatina recuperación de Saida Prieto, pese a que esta joven tinerfeña, que sufrió graves quemaduras durante la gala de elección de la reina del Carnaval, todavía sigue en estado grave. Anuncian los doctores que la atienden un largo período de hospitalización. Pasado lo peor, y al parecer a salvo la vida de esta joven, ha llegado la hora de pedir responsabilidades no solo a los diseñadores de los trajes que juegan con fuego -nunca mejor dicho-, sino también a las autoridades que lo permiten. Por encima de la fantasía, a la hora de confeccionar unos vistosos atuendos está la seguridad del recinto. Lo más importante siempre han de ser las personas. ¿Se han cumplido las normas en la citada gala del Carnaval tinerfeño? Y en el caso de que se hayan cumplido, ¿eran suficientes estas normas?

Tanto Bermúdez como Martín, alcalde y primer teniente de alcalde, respectivamente, del Ayuntamiento de Santa Cruz, no pueden eludir sus responsabilidades en este asunto, aunque tengan sus competencias delegadas en la Comisión de Fiestas. A medida que pasan los días se van conociendo detalles. Martín negó en un primer momento que la Corporación santacrucera tuviese conocimiento de que se iba a utilizar un artificio pirotécnico. Informaciones posteriores señalan que el diseñador del traje sí comunicó su intención de emplear el llamado "fuego frío" para realzar la fantasía que vestía su candidata. Ayer publicábamos la noticia de que la Policía Local de Santa Cruz señala en un informe que la responsabilidad penal de lo ocurrido corresponde al diseñador del traje y a la Concejalía de Fiestas en la vertiente de la responsabilidad civil. Quedan muchos puntos que aclarar. Suponemos que será la Justicia, en la que siempre confiamos, la que tenga la última palabra en este asunto. Mientras llega ese veredicto de los tribunales, conviene tomar buena nota de lo sucedido para que no se vuelva a repetir.

o es España un país donde dimita tanto el que ya no puede seguir en su cargo porque le fallan las fuerzas físicas, como aquel que ha perdido la confianza de los ciudadanos para ejercer un determinado cargo. Una mala costumbre la de agarrarse a la poltrona que también se ha extendido a Canarias, como colonia española que es. A unos y otros les ha dado una gran lección el Papa Benedicto XVI con su renuncia a seguir como Sumo Pontífice de la Iglesia católica. Al Papa, pese a ser una figura mundial, no le ha faltado modestia y valentía para renunciar a su alto ministerio cuando se ha visto incapacitado para seguir al frente de 1.200 millones de católicos. ¿Por qué no toma buena nota de este noble gesto Paulino Rivero? ¿o es consciente este necio político de que hace tiempo que le fallan las fuerzas mentales para gobernar una comunidad autónoma a la que ha sumido en la más negra miseria por culpa de su incapacidad? Aunque solo sea por decencia, Rivero debería dejar el cargo y exiliarse. ¿Cómo es posible que si abdica la reina de Holanda, dimite otra ministra alemana por copiar parte de su tesis doctoral y hasta el Papa anuncia una retirada prudente, este inepto político se empeñe en seguir presidiendo un Gobierno sin estar capacitado para ello? ¿o deberían intervenir las autoridades correspondientes y declararlo no apto para ejercer este cargo, máxime cuando no fue su partido el que ganó las elecciones?

Eso sí, tiene muy buena cabeza Paulino Rivero para construirse una mansión que supone una burda burla a todos los canarios que pasan hambre porque están en el paro y que deben dormir en la calle porque han perdido sus viviendas. ¿Se ha investigado si este señor posee cuentas ocultas en los paraísos fiscales? ¿Por qué no sigue el ejemplo de Mariano Rajoy y da a conocer su declaración de la renta? De esa forma sabríamos si tanto él como su esposa ganan lo suficiente para construirse el palacete con lujos asiáticos -eso es lo que cuentan quienes han trabajado en ese inmueble- en el que pretenden vivir, como decíamos antes, para mayor afrenta de los isleños arruinados por la culpa de esta pareja. ¿Cuándo -nos preguntamos un día más- va a intervenir la Fiscalía anticorrupción para investigar si ambos han cometido algún delito? Cuánto ansiamos la soberanía que nos permitirá tener jueces y fiscales propios.