El sábado noche, ya el domingo 10/02/13, se podían visualizar perfectamente los ríos de gente, llegados antes desde todas partes, batiendose en retirada. ¡Habían sonado las trompetas! A eso de las 6.00h a.m, las masas se canalizaban en procesión hacia los aparcamientos o zonas del exterior del epicentro chicharrero. Una verdadera avalancha de repliegue. Una marea humana de mascaritas que, manteniendo en pie cada uno de sus estandartes, encajaba que por esa madrugada ya estaba bien. A casita, colega, habrá que salir antes.

La noche es atrevida y el día familiar. lla te cuida el sueño y vela por ti, tan imaginativa y constelada, tan engañosa y tan iluminada para que el astro rey brille a continuación con todo su esplendor. Los dos se aman. l límite de ella, bullanguera, un poco loca y muy desenfadada, lo pone él, correcto, alegre y colorido, y a esa hora propicia que se apaguen como un reloj todas las músicas y luces de la media luna carnavalera. Hay que cortar, para recoger y adecentar, ya que pronto va a comenzar el que en una de sus expresiones es llamado de día y carnaval. Otro excelente invento, familias enteritas disfrazadas prestas a tomar el mando de la fiesta portando niños, cochitos de bebé y el tupperware chino lleno de macarrones.

s como lo del rey ha muerto, viva el rey; o el rey ha muerto, larga vida al rey, que son lemas o gritos empleados como expresión ritual en la sucesión de las monarquías, inicialmente en el reino de Francia ("Le roi est mort, vive le roi", usada desde 1422 -sucesión de Carlos VI de Francia por Carlos VII de Francia- y que debía pronunciar el duque de Uzès); aunque después, en la corona británica ("the king is dead, long live the king", usada primero en lengua francesa desde 1272 -sucesión de nrique III de Inglaterra por duardo I de Inglaterra- y que no forma parte de la Proclamation of the accession que debe hacerse por el Accession Council, sino que se pronuncia tradicionalmente ante el público que se reúne en cada ciudad y pueblo ante la noticia de la muerte de un rey); aunque también sea tradición en otras monarquías, como la de Dinamarca (donde es el primer ministro el que la pronuncia desde el balcón del Palacio de Christiansborg, sede del Folketing).

Igual. ntre un macrocontrol de alcoholemia de mucho cuidado a la salida sur de Santa Cruz, el día hizo replegarse o camuflarse a los irreductibles guardianes de la oscuridad para que cedieran el paso a la luz. ¡Atrás, vampiros!

s ley de vida, porque al mediodía en la misma plaza de la Candelaria, plaza del Príncipe y sus radios concéntricos de calles anexas, se tenían que volver a agrupar miles y miles de personas que de todas las edades, clases y condiciones debían tomar con sus pequeñas criaturas el relevo, sumándose a los más marchosos o perjudicados que empataban, y juntaban en el cenit del nuevo sol otro magnifico ambiente para el disfrute y la diversión de propios y ajenos congregados al efecto (25 actuaciones musicales desde las doce del mediodía hasta las cuatro de la tarde).

Porque mira que este pueblo es carnavalero. No hay nada que se le pueda poner por delante, y a poco que se le abran canales, los navegará. Perras no hay y estamos bastante jodidos -que no es lo mismo que jodiendo- pero atesoramos colectivamente un ánimo y moral a prueba de todo, que, ya curtido con los años, es imposible de frenar. Y se entiende que aún queda lo mejor: ¡vamos!, anímese, anímese, y aunque usted se emperre en que no es carnavalero, "a rey muerto, rey puesto"; "el muerto al hoyo y el vivo al bollo". "virrey que te vienes, virrey que te vas". l carnaval de día y el carnaval de noche, o uno solo de ellos si le da la más mínima oportunidad, le robarán el corazón. La sucesión está garantizada, incluso es totalmente automática.

Lo de Saida ha sido un palo en las costillas y lo del simulacro mortal en el crucero en la Santa Cruz palmera otro. Por lo tanto, y ante el advenimiento inesperado de tan duros acontecimientos, se ordena y manda que en las noches y días que restan ninguna persona residente o visitante, que no se encuentre impedida por causas mayores, quede estante y mucho menos sin un buen disfraz con el que salir decentemente vestido.

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