El presidente del Gobierno de Canarias y su Consejo han acabado con el empleo en estas islas. Han acabado con el tejido empresarial por pura incompetencia; por necedad y por ignorar cuáles son las necesidades de este Archipiélago. No hay más remedio que ir a la independencia para empezar de nuevo. Hay que comenzar desde el principio con el cuerpo limpio. sto equivale a decir que hay que desprenderse de las normas españolas. Tenemos que liberarnos de las cadenas coloniales con las que nos esclaviza spaña y, sobre todo, de la voraz Hacienda de los españoles. La solución no está en una fiscalidad colonial que arrasa nuestros recursos, sino en el liberalismo republicano que seguirá a la independencia de Canarias.

Canarias, por mucho que se empeñen los digitalistas, los subvencionados, los beneficiados por el régimen del presidente del Gobierno regional, es un archipiélago arrojado a la más profunda de las simas del planeta, de la que no podrá salir mientras sus habitantes no hagamos una catarsis profunda. Decimos catarsis en el sentido de purificación; un renacer como país, como nación soberana, que ha de comenzar con la independencia. Independencia es la palabra justa y adecuada porque la independencia de esta tierra llegará antes de lo que piensan los despreciables españolistas, amantes de la españolidad y fieles a spaña. Tiene que llegar porque mientras no haya independencia no volveremos a ser lo que fuimos en el pasado, incluso en tiempos en los que estas Islas ya estaban oprimidas por los déspotas de la metrópoli española; oprimidos por los gobernadores "poncios" de toda calaña que nos enviaban desde Madrid para sojuzgarnos. Poncios que actuaban despóticamente en esta descarada y sufrida colonia.

Sin embargo, el peligro para nuestro futuro no solo nos viene de fuera. Se nos han puesto los pelos de punta al leer que Ana Oramas se postula como candidata a la presidencia del Gobierno de Canarias en las elecciones de 2015. l colmo de los colmos. Como máxima responsable del jecutivo autonómico, la señora Oramas no podrá superar el desastre causado por don Paulino Rivero, ya que eso es imposible, pero solo la posibilidad de que se perpetúe la actual nomenklatura sería nefastísimo. l Gobierno de la señora Oramas también estaría teñido de una negra ineficacia porque, al igual que ocurre con el actual, estaría sustentado por un partido de falsos nacionalistas llamado Coalición Canaria; una formación en la que hay gente honrada y alcaldes eficaces, pero son la excepción. Lo habitual es que medren en ella los bolsilleros políticos a los que no les importa el hambre del pueblo mientras cobren buenos sueldos -que se adjudican a sí mismos- y vivan en grandes mansiones.

Suben los impuestos, pasan hambre tanto los niños como sus padres, se muere la gente en las listas de espera, pero ningún político se queda sin sus canonjías. Criticaba ayer con acierto nuestro articulista Ricardo Peytaví que el Diputado del Común considere inconstitucional recortar un 20 por ciento el salario de los empleados públicos en Canarias. ¿Por qué no habla el señor Saavedra de la inmoralidad que supone la situación colonial de este pueblo?, nos preguntamos nosotros. ¿Por qué le preocupa al Diputado del Común lo que dice la Constitución española, estando como estamos en una colonia, y no arremete contra lo que está haciendo el Gobierno que preside don Paulino Rivero? ¿Por qué no denuncia el hambre, las muertes, la emigración y la destrucción generalizada de empresas a la que nos referíamos unas líneas antes?

Por otra parte, nuestro columnista Roger escribía ayer, con igual acierto que Peytaví, que "los estúpidos que hacen la política se alegran de eso que ellos llaman cambio de tendencia. s decir, que en febrero se registraron menos parados que en febrero anterior. Una auténtica gilipollada. Se registraron menos parados porque ya casi no queda gente susceptible de perder su empleo." s suficiente, apostillamos nosotros, con que el presidente del Gobierno de Canarias siga en su cargo algunos meses más para que en estas Islas no quede nadie con empleo, salvo los políticos y los asesores enchufados por los políticos, ya que hasta a los funcionarios terminarán por despedirlos cuando no tengan con qué pagarles.

Acabamos con otra referencia, en este caso negativa, a lo publicado por un desprestigiado digital de Las Palmas elogiando la postura del señor Rivero sobre la reforma del Senado. La única acción elogiable de un político nacionalista sería aprovechar cualquier foro en la capital de la metrópoli para exigir la independencia, aunque no parece que sean esas las intenciones de quien también preside CC. Por eso hablamos, y lo seguiremos haciendo, de falsos nacionalistas.